El envejecimiento de la población española


Artículo en la revista Investigación y Ciencia

Pérez Díaz, J. (2010), «El envejecimiento de la población española». Investigación y Ciencia (410): 34-42.

«La humanidad está experimentando una revolución reproductiva que le permite, por primera vez en la historia, disminuir la fecundidad (número de hijos por mujer). Ello se debe a que los recién nacidos tienen por delante una vida mucho más larga que sus antepasados. Ambas novedades, la democratización de una vida larga y la consecuente posibilidad de una menor fecundidad, se traducen en una nueva estructura de la pirámide poblacional. Se trata de un cambio brusco, todavía en curso y sin precedentes en las civilizaciones anteriores. Sus consecuencias políticas, económicas y sociales son enormes.» Así inicio un artículo del que me siento especialmente orgulloso.

Mi primera reacción fue rechazar la propuesta de esta revista. Ese es el efecto perverso que generan los actuales criterios de evaluación de la actividad científica: sólo resulta meritorio lo que se publica en revistas especializadas, indexadas y, a ser posible en inglés, altamente evaluadas por pares mundiales (es decir, por el mundo anglosajón). Se desincentiva así la implicación social del científico, el trabajo local, aplicado, la actividad divulgativa. Para ser bien evaluado, que te concedan sexenios, que te financien los proyectos para los que acudes a convocatorias públicas de ayuda, tienes que concentrarte en hacer investigación básica, internacional y sólo para especialistas, cuanto más especialistas mejor, y contarles después a ellos y sólo a ellos los resultados, en revistas que nadie más puede ni quiere leer. Dicho crudamente, en tales condiciones el trabajo aplicado o divulgativo es una pérdida de tiempo en términos curriculares e institucionales.

Prometí a la editorial, eso sí, que buscaría quién pudiese hacerlo. En vano. Lógicamente, a ninguno de mis compañeros les resultaba posible o apetecible asumir el encargo.

Ahora me alegra haberme replanteado el asunto para, finalmente, aceptar la oferta de esta excelente revista. Es la edición en español de Scientic American, la revista de divulgación científica de mayor alcance mundial. Mi firma aparece junto a la de expertos de un prestigio impresionante. Me da la oportunidad de difundir masivamente la idea principal de un ambicioso proyecto del plan nacional de I+D+I que algunos amigos intentamos desarrollar, «La teoría de la Revolución Reproductiva«. No podré utilizarla cuando tenga que justificar mi actividad investigadora ante los evaluadores oficiales pero ¡qué diablos! siempre he creído tener una obligación para con la sociedad que me paga. Si el sistema de evaluación de la excelencia científica penaliza por ello, algo no funciona bien en dicho sistema. Algún día los políticos responsables se darán cuenta.

PD: El artículo ha tenido éxito. Ha vuelto a reeditarse en un recopilatorio titulado «La ciencia de la Longevidad» (3r trimestre 2012)

Resumen del artículo:

La humanidad está experimentando una revolución reproductiva, que le permite por primera vez disminuir su fecundidad, gracias a que los recién nacidos tienen por delante una vida mucho más larga que en el pasado. Ambas novedades, la democratización de la vida completa, por una parte, y la posibilidad consecuente de una menor fecundidad, se traducen en una nueva estructura por edades. Este no es un cambio gradual, no tiene precedentes en ninguna civilización anterior y no ha terminado todavía. Sus consecuencias políticas, económicas y sociales son enormes.

Sin embargo se sigue analizando este cambio y se siguen contemplando sus consecuencias con las ideas del pasado. Cuando empezó a ser percibido, allá por los inicios del siglo XX y sólo en los países más desarrollados, la reacción fue de alarma y rechazo. El descenso de la fecundidad se identificó con la decadencia de Occidente o con la degeneración nacional. El darwinismo, la novedad triunfante en aquellos años, se tradujo en organicismo y biologismo aplicados a la demografía y la sociología. Se identificó a las sociedades como seres vivos, con su mismo ciclo de juventud, madurez y declive, y desde entonces hablamos de “envejecimiento demográfico” para referirnos a la nueva pirámide poblacional.

Pero las poblaciones no envejecen, no tienen edad, y hemos tenido un siglo para comprobar que la “decadencia” prevista era una falacia. La trampa conceptual implícita en la denominación “envejecimiento demográfico” es una herencia de la que no nos hemos desprendido aún, y sigue ejerciendo su tendenciosa influencia. Era importante empezar aclarándolo, porque la población de España está experimentando esta tendencia con una intensidad y rapidez sin precedentes, y el proceso está lejos de haber llegado a su punto final.

En el artículo se describen los cambios en la pirámide española, el ritmo al que vienen sucediendo, y sus motivos. Se inserta ese cambio en el marco internacional, mostrando las diferencias en los momentos de partida y los ritmos, constatando que pese a tales diferencias se trata de un cambio global.

El autor constata la debilidad teórica de la demografía para dar una explicación propia de tales cambios y, sobre todo, de sus consecuencias históricas. Dichas carencias se explican por la preponderancia descriptivista de la disciplina, y el poco uso de los procesos generacionales como objeto de investigación, porque es en ellos donde puede estudiarse de forma causal y no sólo descriptiva el impacto de las mejoras en mortalida para el resto de comportamientos demográficos. Aplicando esta otra óptica, el artículo presenta una nueva teoría general del cambio demográfico, la “teoría de la revolución reproductiva”, y utiliza datos sobre la población española para ilustrarla.

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6 comentarios en “El envejecimiento de la población española”

  1. Muchas gracias por aceptar la oferta de Investigación y Ciencia y escribir el artículo, la verdad es que para mí fue con diferencia el mejor artículo de ese número, es esclarecedor y aporta información y un análisis al que dudo, hubiera podido acceder por otros medios. Estoy totalmente de acuerdo en que la ciencia debe divulgarse y llegar al mayor número posible de personas: muchas veces es la única forma de que la ciencia deje de ser un fin en sí mismo para convertirse en una herramienta para la evolución moral y cultura (y económica, por qué no) de la sociedad. Por otro lado, como mencionas, hace ver a la gente de una forma clara y directa, donde va la pequeña parte sus impuestos que se dedica a ciencia e investigación.

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  2. Queris saber que opiion le merece este articulo que aunque anticuado sigo utilizando en mis clases cuando trato el envejecimiento

    rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/5705/1/ALT_09_02.pdf

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    1. El artículo me parece excelente. Es un buen trabajo de síntesis, de modo que no importa tanto si los datos son los más actuales como la capacidad para tratar los temas principales. Al margen de opiniones sobre temas concretos, creo que es un buen material para proporcionar a una clase.

      Gracias por escribir, y por leer el blog

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  3. Sin ningún conocimiento especializado en demografía, en mi grupo de investigación llevamos años sosteniendo que la disminución de la población no es sólo necesaria, debe ser bienvenida y apoyada. Ahora sabemos exactamente por qué y como argumentar a favor de nuestra intuición. Gracias.

    Por otra parte, nos une otra preocupación común: la divulgación: somos gentes sin «sexenios» (sumamos dos entre 16), precisamente porque dado el caracter social de nuestras líneas de investigación, ésta y su divulgación van inextricablemente unidas y nos resultan inseparables (uno de los sexenios es por ocho páginas en inglés que estimamos han leido 12 personas en todo el mundo; el otro por un libro también en inglés publicado por Harvard University Press). Bienvenido a la divulgación, única manera de devolver a nuestras sociedades los privilegios que nos hacen posible tener tiempo para reflexionar.

    (Quería entrar en contacto contigo para hacerte una propuesta concreta, pero no veo manera de mandar un email desde tu blog.)

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  4. No me extraña que te sientas orgulloso del artículo, ayer anoche lo leí y me pareció estupendo. Me desmontó algunos mitos sobre las pirámides de población, y estaba explicado con claridad y profundidad (porque ambas no son incompatibles, creo yo). Este monográfico de Investigación y Ciencia está siendo especialmente bueno, al menos para los aficionados que más de una vez tenemos que dejar artículos de la revista por demasiado especializados. Además, así me he enterado de tu blog, que pienso seguir. Mis felicitaciones.

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