Natalismo antimigratorio en Italia


Existe una asociación muy antigua entre ultranacionalismo, natalismo y rechazo a la inmigración. El cúmulo de contradicciones y sinsentidos que conlleva nunca ha importado mucho a sus seguidores, creyentes en ese «nosotros» imaginario inmune a la lógica y eternamente amenazado por «los otros». Un buen ejemplo nos lo proporciona la campaña que este año emprendió Casapound Italia, recogiendo firmas para impulsar el Reddito Nazionale di Natalità (RNN), una asignación de 500€ mensuales por niño.

Dan por supuesto que esta asignación se traduciría en un aumento de la natalidad italiana. Lo afirman explícitamente en su sitio web sobre el RNN , que cito literalmente, cuando responde a la pregunta de si los inmigrados quedan excluídos:

E’ una misura con un obiettivo specifico: far risalire il tasso demografico del popolo italiano. Gli immigrati hanno un tasso demografico anche troppo alto, non hanno bisogno di ulteriori aiuti

Es el mismo topicazo en que incurre el natalismo en todas partes, por mucho que la experiencia acumulada desde hace más de un siglo y en todo el mundo lo desmienta siempre. Este tipo de natalismo arcaico y naïf no es sólo un problema de corrección política o de adscripción ideológica, sino de choque con la realidad. No funciona, es un error meramente técnico, falla como «ingeniería social»: la natalidad nunca ha aumentado por la aprobación de ayudas económicas por hijo (los ejemplos son abundantísimos, y en el natalismo de la España de Franco tenemos uno inmejorable con la política del Plus Familiar de los años cuarenta y cincuenta, o los premios a las familias numerosas). A ellos les da lo mismo, no leen, ya tienen todas las respuestas sin necesitar aprender nada más, y eso que reivindican incluso la Italia «social» de Mussolini, otro buen ejemplo de fracaso en el natalismo de Estado (ver aquí Mussolini y la demografía).

Podría pensarse que la propuesta, aunque no sirva para cambiar la demografía, puede al menos mejorar las condiciones de vida de la infancia italiana, especialmente en los hogares más necesitados. Pero tampoco es eso lo que pretende, todo lo contrario. Aunque ahora se laven la cara camuflados de «benefactores sociales», los neofascistas tienen prejuicios considerables para incluir en su nación a los más hundidos en la escala social, de modo que les excluyen también:

Non possono accedere genitori che vivono in baracche, abitazioni mobili o non allacciate alla rete fognaria ed elettrica, chi vive in strutture ricettive alberghiere o assistenziali con esclusione dei terremotati.

Así que lo importante es hacer campaña, vender la manida moto del patriotismo, denigrar al otro, sea inmigrante o indigente, y para eso dejar de gastar dinero público, por ejemplo, en refugiados. No es meramente simbólico que en su campaña publicitaria aparezca una persona tachada, un inmigrante, como equivalente a dos cunas italianas. Los fondos para el RNN se conseguirían por tres vías: del gasto social actual en infancia (que califican de «inutile e miseravoli»), del dinero gastado en salvar a la banca (es de suponer que dejarían hundirse en pleno bancos como el Monti Paschi di Siena), y finalmente, del gasto actual en inmigración. Como no resulta creíble que las dos primeras vías vayan muy en serio, debemos concluir que lo que están proponiendo es que para el Estado italiano la inmigración deje de existir mágicamente, no sea un asunto de estado, ni genere gasto alguno  (ningún dinero para fronteras, para rescatar pateras, para gestionar a los refugiados,  ni siquiera para repatriar inmigrantes rechazados…).

Y todo ello por no hablar del completo absurdo de creer que existen poblaciones puras,  una italianidad impresa por nacimiento (Italia se creó hace cuatro días en términos históricos),  que los inmigrados y sus hijos no pueden ser  italianos con plenos derechos y obligaciones. Qué más da, su mensaje es para fanáticos, no necesitan pensar en lo que opinará quien revise la coherencia de estas propuestas. Basta con hablar de «los nuestros» y ya se entiende todo en esta vida.

Lo triste es que la ideología de Casapound no es una anécdota, y su discurso sobre la demografía es cada vez más común en Europa y en el mundo entero. Los británicos se salen de la UE con el mismo marco mental, Merckel tiene graves problemas por culpa de su política «poco alemana» frente los refugiados, pero bastaría con que nos acordásemos de cómo ha llegado a presidente un tal Donald Trump.

 

Otras pistas

Un comentario en “Natalismo antimigratorio en Italia”

  1. Yo creo que no buscan un aumento de la natalidad italiana. Buscan un reparto de recursos distinto al actual. De acuerdo que ese reparto se pueda tachar de xenófobo.

    Respecto a la baja natalidad actual (noticia de hoy en «el mundo»: mayor número de fallecidos que de nacimientos), me gustaría leer sobre sus causas, y lamentablemente, no encuentro en el blog nada al respecto. Tampoco se si la demografía da respuestas a las causa de que más gente no tenga hijos, o tenga menos. Quizás habría que observar aspectos más sociológicos.
    Yo apuntaría, por mencionar algunas, las siguientes razones:
    – pérdida de influencia de la iglesia católica
    – burbuja inmobiliaria, trabajo inestable en los jóvenes
    – al crecer el número de gente sin hijos, deja de estar estigmatizado no tenerlos, lo que arrastra a más gente a no tener hijos
    – y en mi opinión, la principal: inmensas posibilidades de ocio que hacen menos «atractivo» o incluso incompatible tener hijos. La lista es interminable: videojuegos, viajes low cost, deportes de todo tipo, infinito cine, infinita música, lectura, internet,…

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