Razas en «elPais»


Francia, campeones del mundo 1998

Un buen divulgador científico debe explicar lo que dice la ciencia con términos inteligibles para los no científicos. No lo es quien se dirige al público en términos o mediante ideas que sabe erróneas, con la excusa de que los ignorantes ya tienen bastante con eso. Es lo que hace Javier Sampedro en un artículo reciente en el que, además, ridiculiza a «los antropólogos y humanistas» por rechazar el uso del término «raza». Él sostiene que el término no sólo nos viene bien para entender y combatir la actual epidemia, sino que su rechazo provoca más muertes. Me gustaría que le echaras un vistazo antes de seguir influyendo con los comentarios que haré a continuación.

Es comprensible el pasmo con que la antropología ha recibido ataque tan gratuito. Sampedro arrastra ya una trayectoria larga de puyas y menosprecios a las ciencias sociales y humanas, desde esas alturas trasnochadas de «los de ciencias» (él es biólogo) que no se han enterado de que la ciencia es una manera de investigar, no el coto de uno u otra área de investigación. Por ello esta vez ha habido recogida de firmas y solicitud de amparo a la defensora del lector de ElPaís.

Yo no soy antropólogo, tampoco biólogo, sino demógrafo. He evitado en ApdD, hasta ahora, sumarme al ruido sobre el CoVid19, pretendiendo, en cambio, mantener el interés por otros temas demográficos. Si comento el artículo de Sampedro es porque afecta a la concepción de las poblaciones, con errores contra los que vengo trabajando hace tiempo (ver aquí el concepto de población en demografía). Así que voy a aprovechar la ocasión de ser didáctico acerca del concepto «raza» y su falsedad e inconveniencia, el señor Sampedro lo pone muy fácil. 

  1. Es falso que sean los antropólogos y humanistas los que rechazan el uso de «raza». De hecho han sido ellos los que durante más de un siglo han utilizado, promovido, clasificado y descrito a las supuestas razas humanas, sin respaldo alguno de la genética (ver aquí ¿Eres de raza caucásica?). La aplicación del término a los humanos empieza a cuestionarse desde mediados de siglo XX precisamente por el desarrollo de la genética. Quien hoy rechaza su carácter científico es nada menos que la genética de las poblaciones, y Sampedro, doctor en biología, lo sabe. Os recomiendo echar un vistazo a la trayectoria de Cavalli Sforza, uno de los más famosos especialistas en el tema. El genetista italiano que desmontó el concepto de raza es el título de un artículo de ElPaís (4/9/2018) con motivo de su reciente fallecimiento. Así que Sampedro ignora a los de su ramo y a su propio diario, para atacar sin motivo a los antropólogos (él sabrá los traumas que tiene con las ciencias humanas), y lo hace de forma maliciosa, injusta e injustificada.
  2. La antropología no consiste en la búsqueda de ancestros, en el Amazonas o entre las tribus bosquimanas, como la caricaturiza Sampedro. A esas investigaciones se dedica una parte ínfima, así que sus puyas y menosprecios parten de la ignorancia. No tiene ni idea de lo que hacen los antropólogos.
  3. Las razas no son «poblaciones relativamente aisladas durante decenas de miles de años», como las define en el primer párrafo, insistiendo así en su existencia.  Raza es un concepto acuñado en botánica (que lo abandonó definitivamente en el Congreso Internacional de Botánica de 1905, celebrado en Viena) y, sobre todo, en la ganadería, donde las razas son subespecies  resultantes de la manipulación, selección, cruce y reproducción planificada para conseguir determinadas conjuntos estables de características fenotípicas que no se dan naturalmente. Obviamente ha habido otros usos, no científicos, aplicados a los humanos, pero esos son los que fundamentan el racismo, y Sampedro afirma no ser racista.
  4. Aplica mal su propia definición. Incluso si la damos por buena, perdonando su imprecisión (¿qué quiere decir «relativamente»?)  seguimos leyendo y… ¡sorpresa!, se pone a hablar de » los negros o los hispanos». Pero cualquiera sabe que éstas categorías no están constituidas por personas ni por comunidades que cumplan  haber estado «aisladas durante decenas de miles de años», así que  Sampedro no es capaz ni siquiera de mantener coherencia en un mismo párrafo precisamente sobre la cuestión central de su artículo.
  5. Define mal qué es ser racista. Acusa a quienes rechazan hablar de razas de no querer ser tachados de «racistas» (qué grave pecado), y precisa que «racista» no es quien habla de diferencias raciales, sino el que cree que hay razas superiores a otras. Es curioso, porque inmediatamente se pone a enumerar diferencias raciales en función de la superioridad (los negros, nos pone por ejemplo, son superiores en el jazz, ignorando así a Bill Evans, Chic Corea, Jaco Pastorius, Pat Metheny, Stan Getz, Chet Becker…). Por suerte no menciona las diferencias raciales en el coeficiente de inteligencia, ya le veo aceptando que los blancos son más listos, y que por eso los negros son más pobres, etc. Pero la propia definición es errónea; racista es quien discrimina a una persona por su supuesta pertenencia a otra raza, no importa el motivo. Se puede ser racista contra personas que, claramente, no pertenecen a una supuesta raza, como hizo el régimen nazi con los judíos alemanes (caracterizados por la pertenencia a una comunidad religiosa, no a una raza, de hecho absolutamente idénticos a los alemanes no judíos, muchas veces sus familiares directos). Es más, se puede ser racista contra personas a las que se atribuye superioridad, en el jazz o en cualquier otro campo (los judíos eran taimados, ladinos, negociantes y banqueros de inteligencia superior según muchos antisemitas europeos, enamorados de la simplicidad, sencillez y robustez del ario campestre fundamento de la raza caucásica, invento infecto que todavía mantienen los neonazis de todo el mundo. 
  6. Se equivoca al usar EEUU como ejemplo. Al parecer le vienen bien los datos de ese país, desagregados por razas, para acabar de demostrar que las razas existen. Y llega a su conclusión triunfal, dando por demostrada la existencia de razas por el hecho de que las clasificaciones raciales muestran diferencias en la incidencia del coronavirus. Más aún, acusa a quienes no hablan de razas   por estar provocando muertes al ignorar las distintas incidencias raciales.  Por lo visto clasificar por razas salvaría muchas vidas. No nos explica por qué. En realidad no tiene ni idea de los condicionantes que explican las diferencias entre las supuestas razas estadounidenses, cosa de esperar en alguien que menosprecia las ciencias humanas y sociales. Y muestra esa ignorancia de forma diáfana al afirmar que es la biología la que explica la mayor incidencia del coronavirus entre hispanos o afroamericanos. Qué pueden importar las características del sistema inmigratorio o el de salud en EEUU (lea a Krugman, colaborador asiduo de ElPaís, que afirma sin ambages que el Obamacare cuesta tanto de implantar por el racismo aún subyacente en la sociedad estadounidense). Su lógica biológica es exactamente la misma que explica como «natural» la mayor pobreza entre los negros, o su proporción en las cárceles, escandalosamente por encima de la que suponen en la población estadounidense. No lo llame racismo si no le gusta, pero es lo que es.
  7. La clasificación por razas de EEUU es un espejismo. Es un país particular porque utiliza oficialmente la clasificación de la población por «razas», por eso Sampedro puede usarla. Pero si conociese algo sobre las fuentes de datos demográficos de ese país (eso no lo estudian los biólogos), sabría que la propia U.S. Census Bureau, principal agencia de su sistema estadístico nacional, utiliza esa clasificación dejando claro que no tiene ningún fundamento biológico o científico (ver aquí El Censo de EEUU y las razas).
  8. ¿Hablar de razas salva vidas y no usar el concepto mata? Todo lo anterior lo justifica, por lo visto, porque mantener el uso del término «raza» ayudará a combatir la epidemia. Ni una sola argumentación del por qué, y aún menos del por qué se salvan menos vidas hablando de etnias y no de razas. Pero en cambio sabemos con certeza abrumadora que hablar de razas sí mata, no hace falta mucha memoria histórica, y quien tenga dudas busque, por favor, el concepto «higiene racial».

Resumiendo las características del artículo: falta de rigor,  menosprecio gratuito a los científicos reales de ámbitos completos, incluyendo el de los propios biólogos, contradicciones, ignorancia patente en la mayoría de los temas que toca. Una pieza ejemplar, digna de una antología, que me ha servido para aclarar algunos conceptos y permitido insistir en algo que la ciencia del siglo XX ya dejó diáfanamente claro: el concepto «raza» aplicado a los seres humanos es un «fake», no tiene ningún fundamento científico ni biológico, y además tiene consecuencias políticas, sociales o económicas nefastas.

Y vuelvo al inicio: un buen divulgador científico debe explicar lo que dice la ciencia con términos inteligibles para los no científicos. Sampedro oculta a los no científicos lo que dice la ciencia. En su lugar suministra prejuicios, lugares comunes, tópicos obsoletos, juicios sin base, errores de concepto, sazonado con inquinas personales y una dosis enorme de soberbia. Juzga tú mismo si algo así encaja con un diario importante como ElPaís, camuflado como supuesta divulgación científica. 


Música en ApdD: 

6 comentarios en “Razas en «elPais»”

  1. esa deseperación por querer decir que somos todos iguales es una tonteria nivel dios…justamente lo que hace que el mundo sea hermoso es la diversidad humana.

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    1. Oscar, no pareces haber leído bien (ni siquiera has entendido que etnia y raza no son lo mismo). Además eres irrespetuoso, insultas, te tomas una confianza que no se justifica (estimado «amigo»), pero lo peor es que no aportas nada, más allá de tu convicción, que parece ser ley y no necesita más argumentos. No se qué información manejas, ni qué has estudiado, ni lo que sabes o no sabes, pero tienes que aportar algo más para poder dialogar, y sin menospreciar la información que tienes aquí antes de haberla leído. Verías entonces que yo no soy quien niega la existencia de las razas, son los que saben de este asunto, los genetistas de las poblaciones. Investiga un poco más y vuelve a escribir siempre que quieras (en términos civilizados, claro; como moderador de esta web recibo demasiados insultos, amenazas incluso, y como moderador filtro los comentarios inútiles). Un saludo cordial

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  2. amigo, sin ofender pero hay que ser un poco gili, para decir que la razas o etnias, como quieras llamarlas, no existen. Es obvio que existen y el que no lo acepte es un ciego.

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  3. Suelo leer las entradas de ApdD por la necesidad de estar informado sobre una disciplina que en los últimos 30 ó 40 años se está utilizando para encubrir los desmanes sociales a los que la economía neoclásica da cobertura «cientifica» y la escasa respuesta de los demógrafos en esta situación.
    Como de costumbre hoy he ojeado el tema y he decidido dedicarle más tiempo de atenta lectura.
    El autor se merece un aplauso generalizado por dos cuestiones, la primera de ellas tiene que ver con artículo bien estructurado y comprensible para los legos y, por otra parte, no renunciando a hacer reconocible no sólo al pecado si no también al pecador, tal y como dice Paul Krugman que debe hacer todo aquel profesional que escribe una columna en un medio: no basta con denunciar el hecho, hay que identificar al autor y a los intereses a los que sirve.
    Enhorabuena

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  4. Deberías mandarlo a El País, Julio. La verdad es que Javier Sampedro anda últimamente perdido, con un innecesario estilo bronco. No sé a qué se debe, pero no parece estar bien. Este artículo es particularmente zafio, impropio de estar en El País

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    1. Hola Pablo, qué bueno tener noticas tuyas! Gracias por tu comentario. Finalmente la carta colectiva que ElPaís no ha querido publicar ha tenido eco en Público https://blogs.publico.es/dominiopublico/32767/las-razas-no-existen-aunque-el-racismo-si/
      Como sabes he colaborado escribiendo algún artículo para ElPaís, pero me siento más libre de usar un tono didáctico y a la vez mordaz en mi propia web. La carta de los antropólogos con firmas es mucho más suave, menos mordaz y más formal que mi post, y pese a todo no la han aceptado. Así que prefiero escribir para los que tenéis relación o interés por la demografía, y ApdD anda ya por las cinco mil visitas diarias en días laborables, con perdón de ElPaÍS. Un abrazo y ánimo con la desescalada!

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