En la última edición de «Redes», el excelente programa de divulgación científca presentado por Eduard Punset, el tema monográfico ha sido el aumento de la esperanza de vida, a través de una entrevista a James Vaupel, actual director del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica, en Alemania.
No es habitual una entrevista de prácticamente media hora, en un programa de TV de gran audiencia, dedicado a la demografía y con un entrevistado de la categoría científica de Vaupel. Así que lo recomiendo encarecidamente a cualquier interesado en la demografía, a quienes estén estudiando temas relacionados con la mortalidad y la salud colectivas y, más aún, a quienes cumplan funciones docentes y necesiten material divulgativo y de fácil comprensión.
Todo eso puede encontrarse en este programa que, además, enfoca el tema de una manera con la que me siento plenamente identificado.
Puede accederse a la transcripción completa del programa, en forma de texto, y también al video, en la siguiente dirección:
http://www.rtve.es/television/20111014/claves-para-aumentar-esperanza-vida/468355.shtml
Links relacionados
- Welcome to the Max Planck Institute for Demographic Research
- Ficha personal de JAmes W. Vaupel
- OEPPEN, J.; VAUPEL, J. W. (2002) Broken limits to life expectancy, Science 296:5570, 1029- 1031.
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Gracias!
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Gracias a Julio por ofrecer una vía de acceso a cosas muy interesantes sobre demografía y en general. He visionado la entrevista de J. Vaupel por E. Punset y salgo bastante espantado. No me voy a referir a ciertos ardides como el tono de voz y el uso de adjetivos hiperbólicos que nos sitúan en un mundo mágico, abierto a un futuro inacabable de luz, en contacto solo con lo esencial, desprovisto de ataduras terrenales, entre ellas la realidad que nos circunda. Quiero solo llamar la atención sobre algunas cosas que se dicen en esa entrevista, importantes para las tesis que en ella se defienden y absolutamente erróneas o muy discutibles.
1) Empecemos por esta: «el siglo XX ha sido el siglo del reparto de la riqueza, el siglo XXI será el del reparto del tiempo». El siglo pasado NO ha sido el de la marcha hacia una mayor igualdad sino el de la concentración de riqueza en cada vez menos manos, como lo sigue siendo el que acaba de empezar (ver las cifras de enriquecimiento del 1% más rico en EEUU en los últimos treinta años). Y es dudoso que el siglo en que estamos sea el del reparto del tiempo, o mucho tendrían que cambiar las cosas. La forma de repartir el trabajo del capitalismo dominante es el aumento simultáneo del paro y de las horas extraordinarias. Aconsejo seguir la historia del intento fallido de reducir la semana a 35h que inició M. Aubry y que enterró definitivamente Sarkozy. ¿Hay algo que indique que vamos hacia otra cosa? Si yo tuviera que hacer un pronóstico (que sería al menos tan válido como el de Vaupel) diría que el siglo XXI será el de la concentración del tiempo: unos trabajarán mucho y otros picarán de aquí y de allá en tareas precarias y mal pagadas. El modelo de desigualdad creciente es mucho más probable que el otro, a la vista de la evolución actual, fácilmente observable.
2) «Los niños nacidos después del 2000 llegarán a 100 años.» Vaupel, prudentemente, añade la condición: si el ritmo de crecimiento reciente se prolonga en el futuro (algo que olvida el divulgador). Pero esto es la clave de la profecia: ¿qué nos puede hacer pensar que seguirá la tendencia?. Nuestra sociedad se acerca día a día a lo peor de Estados Unidos, un país en el que la esperanza de vida es claramente inferior a la nuestra. Hay países, como Rusia, donde el capitalismo triunfante ha traído junto a la «libertad» mucha miseria y una disminución de la esperanza de vida. ¿Donde está el futuro de un país como el nuestro en el que se va destruyendo la sanidad pública, rebajando los salarios y empobreciendo a los pensionistas? Que cada uno haga sus cábalas.
3) En este camino hacia la felicidad «no solo viviremos más sino que el envejecimiento individual se irá retrasando». No lo sé. El futuro no es algo que está ahí, que se puede contemplar descorriendo el velo que lo cubre, tarea de los científicos. Es algo que se construye y por tanto debemos preguntarnos si estamos construyendo ese futuro u otro muy distinto. La sanidad pública para todos ha sido la gran responsable de los progresos realizados. Nos cuidan mejor y más pronto, aunque no tengamos con qué pagarlo. ¿Quién se atrevería a prever que eso va a seguir así en la Europa futura? Hay actualmente más de 40 millones de americanos que no tienen asegurada la asistencia médica y algunos millones más que la tienen con condiciones. Cuantos estaremos (estarán) en España o en Grecia sometidos a esa misma situación dentro de 20 años?
NO vivimos en un mundo feliz. Vivimos en un mundo de desigualdad creciente, en el que a los jóvenes y a los más débiles se les expulsa de la famosa mesa del banquete de Malthus que, por cierto, si levantara la cabeza la volvería a reposar, satisfecho de un espectáculo que tanto se parece a sus predicciones: acceso a la riqueza limitado a unos pocos, jóvenes practicando la continencia (al estilo moderno, con preservativo pero sin hijos) y tal vez, en un futuro no muy lejano, la muerte con su guadaña poniendo orden a la proliferación de parados y de pobres.
Lo falaz de este tipo de mensaje, el de la entrevista, es que parece situarse implícitamente en un mundo sin conflictos, en el que el único problema es ser capaces de imaginar respuestas nuevas frente a los cambios científicos, económicos o sociales, para lo cual están los sabios. Ojalá fuese así.
Juan Antonio Fernández Cordón
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