Entre las reuniones y el trabajo de toda esta semana con colegas americanos en el marco del seminario Vejez Activa en el Mundo Iberoamericano, visitamos la Unidad de Investigación del Centro Alzheimer Fundación Reina Sofía, del Instituto de Salud Carlos III.

Además de darles las gracias por recibirnos, mostrarnos sus instalaciones y explicarnos su trabajo (guiados nada menos que por Pablo Martínez, director del proyecto Alzheimer), quisiera contribuir de alguna manera a la extraordinaria tarea que desarrollan. Primero llamando la atención sobre su trabajo y, segundo, haciendo un llamamiento a la colaboración. 

Todos sabemos que la esperanza de vida ha aumentado extraordinariamente en el siglo XX, una transformación mundial de las dinámicas demográficas humanas, muy reciente en términos históricos. En ese cambio, al suprimirse enormemente la morbilidad y causas de muerte «precoces» (infecciosas, externas, accidentales),  no sólo se va retrasando el ineludible  fallecimiento; también sus causas se desplazan hacia  morbilidades asociadas a la edad avanzada, algunas con una presencia muy escasa en el panorama sanitario y social hace sólo algunas décadas.

En ese grupo, que algunos califican como afecciones «degenerativas», destacaron pronto las relacionadas con el deteriorio del sistema cardiovascular y del sistema nervioso (además de las oncológicas). Pero en las últimas tres décadas se ha avanzado muchísimo en el tratamiento y control de las afecciones cardiovasculares en las edades avanzadas, reduciendo espectacularmente su letalidad. Su lugar va siendo sustituido por causas de muerte cada vez más tardías y relacionadas con las edades muy elevadas.

En los países  avanzados en estas mejoras, las demencias son ya, y van a serlo cada vez más, el siguiente campo de batalla contra la muerte, pero sobre todo contra la profunda degradación de la calidad de vida de los afectados y de quienes les rodean. En un mundo que hereda mejoras innumerables en todos los planos de nuestro bienestar y recursos, que tantas personas acaben sus días con tal grado de deterioro y sufrimiento es una gran paradoja .

El Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas, ubicado en Vallecas (Comunidad de Madrid) es una punta de lanza en ese combate. Es un centro público que investiga con una perspectiva realmente amplia: acoge a personas afectadas en estadio muy desarrollado, (residentes en el propio CIEN sin coste alguno), mantiene un Banco de Tejidos (uno de cuyos puntales es un avanzadísimo programa de donación de cerebros que proporciona después muestras y tejidos para la investigación en cualquier parte del mundo),  incluye un  Departamento de Neuroimagen, dotado de un equipo de resonancia magnética para investigación avanzada, forma especialistas, organiza congresos, produce una gran cantidad de material y publicaciones científicos de primer nivel internacional…

Un proyecto así, sin ánimo de lucro, está padeciendo la contracción presupuestaria y empresarial que el país padece actualmente, pero encuentra también dificultades si los ciudadanos no participan en sus programas, como el de donación de cerebros o el de prediagnosis (de forma gratuita realizan a los voluntarios un estudio en profundidad, incluyendo la resonancia magnética, y entregan un completísimo informe que cada cual puede luego trasladar a su propio médico). Vale la pena colaborar con equipos así (en este caso se trata de la Comunidad de Madrid); nos beneficiaremos todos, incluyendo las próximas generaciones.

 Links relacionados y video explicativo

• Web de la Fundación CIEN
• www.ciberned.es, Centro de Investigación Biomédica En Red, en el que CIEN está también integrado
• El Banco de Tejidos de la Fundación Cien,
• Algunos datos sobre la extensión en España, en Ayudando a las personas con Alzheimer