PROSPERA. ¿Programa de inclusión social o control de fecundidad?


Autor: Dr. Lukasz Czarnecki
Instituto de Investigaciones Económicas

UNAM (México)
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En 1990 Santiago Levy, egresado de la Universidad de Boston, escribió un estudio para el Banco Mundial titulado “Pobreza en México”. En el capitulo sobre “Políticas para aliviar la pobreza extrema” dice: “Hay siete características de la población extremadamente pobre que ameritan atención. Una, los extremadamente pobres tienen una tasa más alta de fecundidad y un mayor número de hijos por hogar […]» (Levy, 1990: 69).

Lo que destaca en el texto de Levy es la preocupación, en principio, por “una tasa mas alta de fecundidad” al plantear las propuestas de políticas para aliviar la pobreza extrema. Así, los pobres son pobres porque tienen muchos hijos y además viven en la parcela. Fue Levy el que aconsejó al presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) terminar con el ejido a través de la reforma al art. 27 de la Constitución que permitió vender la tierra, es decir vender la parcela. Con este hecho, los pobres tendrían que dejar el campo y emigrar a las urbes para integrarse al mercado de trabajo (del sector secundario o terciario). Cinco años después de esta reforma constitucional de 1992, en 1997, se echó a andar el Programa en Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA), cuyo arquitecto principal fue, junto con el ex director del Consejo Nacional de Población José Gómez de León, el mismo Santiago Levy. El objetivo principal fue acabar con la transmisión intergeneracional de la pobreza a través de las transferencias monetarias condicionadas (Conditional Cash Transfer) a mujeres, niñas y niños.

México se volvió, desde finales de los años noventa, el país ejemplo para implementar las ideas del Banco Mundial y de su director James Wolfensohn, así como las ideas de Garry Becker y el capital humano. La idea del PROGRESA, que desde 2002 amplió su cobertura a los pobres urbanos bajo el nombre de Programa de Desarrollo Humano Oportunidades (PDHO) estribaba en el control de la fecundidad de las mujeres de los hogares pobres, la propuesta principal del mencionado estudio de Santiago Levy para el Banco Mundial en 1990.

El 5 de septiembre de 2014 el presidente Enrique Peña Nieto anunció la creación del nuevo programa social: “PROSPERA Programa de Inclusión Social” (Decreto 5 de septiembre de 2014) en sustitución del PDHO, considerando que “que la transformación económica requiere ser acompañada de políticas de desarrollo social modernas y eficientes que permitan a la población más pobre avanzar, desarrollarse y generar para sí mismos y sus familias una mejor calidad de vida, es decir, prosperar”.

Entonces el PROSPERA sustituyó al Programa Oportunidades y añadió otro elemento: proyectos productivos e inclusión financiera (créditos). En otras palabras, el PROSPERA se compone de 4 elementos: 1) Componente de alimentación: promoviendo el acceso a una alimentación sana, 2) Componente de salud, que incluye la promoción de la salud para la prevención de enfermedades, 3) Componente de educación, por medio de una mayor cobertura educativa, ahora para los estudiantes de las escuela media superior y los universitarios, y finalmente 4) Componente de inclusión financiera y productiva.

Sin embargo, lo que destaca es la continuación del PROGRESA-Oportunidades, en los tres elementos enunciados arriba. El PROSPERA Inclusión Social está destinado a incluir a gente en condiciones de pobreza y vulnerabilidad. Pero al incluir a unos, se tomará la decisión para excluir a otros. ¿A quiénes? A los adultos mayores en principio, ya que los proyectos productivos son destinados para la población económicamente activa. También, a los jóvenes, sobre todo aquellos que no tendrán la oportunidad de seguir estudiando en la educación media superior y la universidad. Dicho esto, el reto es crear políticas públicas intergeneracionales que vinculen a los adultos mayores y a los jóvenes a los proyectos productivos y la inclusión financiera.

El problema mas grave se relaciona con la pregunta planteada en el título de este texto: ¿Prospera significa la inclusión social o el control de fecundidad? es decir, la continuación de las políticas planteadas por Santiago Levy en 1990. Para poder analizar la pregunta, habría que regresar a los tiempos de estudios de Santiago Levy en los Estados Unidos. Después de la Segunda Guerra Mundial empezó el tiempo de la ortodoxia en la demografía, es decir la demografía era vista como determinada por los factores económicos: “[…] rápido crecimiento poblacional como causa de continuo subdesarrollo. La disminución de la fecundidad se convierte en la manera de ayudar al cambio estructural” (Hodgson, 1988: 542).

Después, estas ideas ortodoxas del control de fecundidad llegan al Banco Mundial durante la presidencia de Robert McNamara, quien ocupó el puesto entre 1968 y 1981. Robert McNamara propuso en 1977 la creación de un grupo de expertos para estudiar los problemas críticos del desarrollo igualitario para las naciones ricas y pobres. Así se creó la Comisión Independiente sobre los problemas del Desarrollo Internacional presidida por Willy Brandt. Y en México, el presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) conocía a Robert McNamara desde 1972. Desde entonces comienza estrecha relación del impacto del Banco Mundial en México. El presidente Echeverría informó a McNamara sobre un nuevo programa de desarrollo social, el llamado Programa de Caminos de Mano de Obra, que estribaba en la construcción caminos locales para unir pequeños pueblos. El control de la fecundidad y su relación con el subdesarrollo desde el punto de vista de los Estados Unidos, tanto a nivel nacional como internacional, en el Banco Mundial en los tiempos de McNamara fueron (tal vez) claves para a un joven estudiante de Boston University: Santiago Levy.

En conclusión, las ideas sobre el control de la fecundidad están fuertemente arraigadas en el pensamiento ortodoxo del gran vecino del norte de México. Su impacto es indudable. El programa PROSPERA sigue con las ideas de control de fecundidad de las mujeres a través de los proyectos productivos. Con el lema de la fotografía: “Con PROSPERA tenemos más oportunidades” tiene como propósito final: convencer a las mujeres de que tener hijos equivale a cerrarse oportunidades. Sin embargo, tomando el ejemplo del PROGRESA-PDHO, donde después de 17 años (1997-2014), la fecundidad de las mujeres no disminuyó sino, al contrario, subió por los incentivos monetarios para cada uno de los niños, no sería arriesgado afirmar que el PROSPERA desaparecerá en el futuro por no cumplir sus objetivos subyacentes.

Referencias:

 

Autor: Dr. Lukasz Czarnecki
Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM.

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