Estos dos conceptos se usan en relación al análisis de los fenómenos demográficos. Como primera aproximación, puede decirse que la intensidad mide cuántas veces se produce el fenómeno estudiado en el curso del ciclo de vida de una generación.
Tal frecuencia se mide generalmente como valor medio por cada componente de la generación. Así, diremos que, en relación a la mortalidad, la generación nacida en un determinado año ha tenido una intensidad igual a 1 (y ésto es obvio; el suceso muerte afecta a todos y el número medio de sucesos por persona en cada generación no puede ser otro que 1); igual a 0,9 para la nupcialidad (puesto que sólo el 90% de los componentes ha contraído un primer matrimonio), igual a 4 para la fecundidad (han sido traídos al mundo 4 hijos por persona como media), 1,5 para la movilidad (cada individuo ha cambiado de residencia, en término medio, 1 vez y media).
Por calendario, en cambio, se entiende la distribución por edad del fenómeno durante el ciclo de vida, distribución que podrá ser más o menos precoz, más o menos tardía, y puede sintetizarse con diversos indicadores de distribución estadística. Un índice sintético del calendario es, por ejemplo, la edad media en la cual ocurre el suceso o fenómeno considerado; así, por ejemplo, en la generación antes ejemplificada, el índice de calendario de la mortalidad (edad media a la muerte) es de 60 años; el de la nupcialidad es de 25 años (edad media al matrimonio); el de la fecundidad de 27 (edad media a la maternidad), el de la movilidad es 30 (edad media a la migración). Estos conceptos de intensidad y calendario, y su medida, son esenciales para la adecuada descripción de los fenómenos demográficos.