El INE publicó ayer la nota de prensa que cada año resume los resultados provisionales de las Estadísticas del Movimiento Natural de la Población (el MNP). Estas estadísticas recogen la anotación de nacimientos, defunciones y matrimonios en los registros civiles de todo el país, los depuran y unifican, y proporcionan así datos esenciales en demografía, relativos a los flujos de entrada y salida de la población (el crecimiento vegetativo).
Los meros flujos de acontecimientos, analizados como series anuales, son ya una información relevante en sí misma, pero cuando adquieren importancia real es cuando, en forma de cocientes, se ponen en relación con otras magnitudes, generalmente las poblaciones. Se obtienen así indicadores como las tasas o las probabilidades para cada edad y, en un escalón aún mayor de generalidad, indicadores sintéticos, como la esperanza de vida o la fecundidad, que resumen y sintetizan el comportamiento general de todas las edades en un ciclo de vida “tipo”.
Puesto que las notas de prensa del INE tratan sobre los principales resultados, son breves (esta es de apenas una decena de páginas), se apoyan en material gráfico muy intuitivo y su estilo es divulgativo, os recomiendo echar una ojeada (con hacer este ejercicio de lectura rápida una vez al año se consigue tener una imagen magnífica sobre la dinámica natural de la población del país).
No hubo cambios dramáticos o rupturas en 2014, tan temidos por la crisis o esperados por añoranza de un pasado idealizado. El crecimiento natural sigue reduciéndose (fue de 31.678 personas), pero esto ocurre en prácticamente todos los países de dinámica demográfica avanzada. La intensísima inmigración de los años previos a la crisis rompió esta tendencia (con un incremento notable de nacimientos y del crecimiento vegetativo, más de 134.000 personas en 2008), pero la demografía de fondo es tozuda; una población como lo nuestra, incorporada al club de las que han revolucionado la eficiencia reproductiva al dotar de muchos años de vida a los que nacen, conduce a dinámicas nuevas en términos históricos.
No tiene precedentes esta esperanza de vida, que sigue subiendo año tras año (en 2014 también los hombres superaron los 80, y las mujeres se situaron en 85,7; compárense con los 34 años de 1900). Contra lo que se interpreta a menudo, este no es un resultado de los avances geriátricos. Resulta de un esfuerzo colectivo mucho más amplio que empieza desde la propia concepción y el nacimiento, y se va acumulando a lo largo de todas las edades posteriores. La modernización demográfica empezó por mejorar la infancia y conseguir que los que nacen vivan para poder tener sus propios hijos. Esto implica incrementar la atención a cada nacido, pero cuando se consigue ya no hacen falta fecundidades como las tradicionales y, de hecho, el crecimiento demográfico se acelera a la vez que el número de hijos por mujer se reduce, y la calidad, salud, educación y productividad por persona se disparan .
Hoy vemos ya los resultados de esta novedosa dinámica en el peso creciente de la tercera edad, pero también en su novedoso perfil, con mejor salud y mejor situación socioeconómica, con una aportación inestimable y sin precedentes de los mayores jóvenes a sus familiares de menos edad o más mayores.
El aumento en 588 nacimientos respecto a 2013, o en la fecundidad en apenas una décima, no cambia las tendencias. Sigue notándose la crisis en el retraso de transiciones vitales (emancipación, emparejamiento, nacimiento del primer hijo), pero en un mundo cada día más integrado España no es un mal país para nacer. El listón está alto a la hora de tener hijos y dotarles de atenciones y de recursos, aunque la situación económica o laboral sean difíciles, las administraciones se impliquen cada vez menos, y el momento de tenerlos se retrase. El drama sería una natalidad por encima de la capacidad real de las personas para tener los hijos en las mismas o mejores condiciones. Los ciudadanos son más responsables e inteligentes que la mayoría de los ideólogos patrioteros o los economistas del FMI preocupados por “el futuro del país”. Apuestan por sus hijos antes que por el tamaño poblacional, y paradójicamente eso nos ha hecho crecer en el último siglo como en ninguno anterior. También será ese el país que, por poco que el mercado laboral mejore, seguirá atrayendo inmigración extranjera, la vía principal de crecimiento demográfico futuro, que ya lo es hace mucho tiempo en los países más desarrollados.
Una versión sintética de este post se ha publicado hoy en prensa:
- No es mal país para nacer por Julio Pérez Díaz (23/06/2015) ElMundo.es
Por supuesto, es sólo una columna y en la etiqueta «opinión»; éste no ha sido el principal artículo de El Mundo relacionado con los datos publicados ayer. Ese papel le corresponde a Una España cada vez más vieja, mucho más apegado al tópico sobre lo mala que es la situación demográfica actual.
Eso sí, nada comparado con la persistente campaña de alarma y recaudación de fondos de Alejandro Macarrón, ese analista financiero transformado en experto en demografía para fomentar las sanas tradiciones familiares del pasado. Le entrevistaban esta mañana en la COPE con motivo de la nota de prensa del INE, para que él pudiese repetir su mantra sobre el suicidio demográfico español y la necesidad de que se le hagan donativos para que su fundación Renacimiento Demográfico le ponga remedio. Ya no me extraña que el presentador, pura ignorancia, le despidiese como «la persona que más sabe de demografía en España»; la emisora de la conferencia episcopal española es así.
Gracia Julio, comparto y me parece muy interesante tu reflexión sobre que el drástico y positivo cambio en la mortalidad crea un marco propicio para que la decisión de seguir o no un embarazo sea mas individual y más libre. Sin olvidar que esta libertad sigue hoy también condicionada por factores económicos y políticos. Te envío un texto de Agata IgnatiuK que habla anticoncepción y aborto que a lo mejor te puede interesar.
Muchas gracias por tu interés.
M. Rosa
Haz clic para acceder a Anticoncepcion-aborto-analisis-desde-los-estudios-de-genero.pdf
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Buenos días Julio
Gracias por el contenido de tu página que para mi es muy enriquecedora.
Comparto tus reflexiones sobre la revolución reproductiva y lo que expones sobre la falsa alarma demográfica que nos intentan infundir algunos medios tendenciosos.
Quiero comentarte mi duda sobre el razonamiento de que las personas no tenemos muchos hijos porqué la sociedad se autorregula y ya no se necesitan las fecundidades tradicionales. Comparto esta explicación pero a la vez pienso que hay otras circunstancias sociales y personales que influyen en la decisión reproductiva. Trabajo en un centro sanitario que informamos sobre la interrupción voluntaria del embarazo y muchas mujeres o parejas, debido a su situación económica, laboral o por inestabilidad de su relación afectiva, deciden abortar muchas veces contra su deseo (sobretodo si es el primero o segundo hijo). Tengo la impresión que actualmente tenemos los hijos que se pueden más que los que se desean y estas decisiones influyen tanto en la vida personal como en el curso demográfico de la sociedad.
Cordialmente
M. Rosa
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Gracias a ti por escribir. Me alegra mucho que el blog te resulte de interés.
Y comparto tu escepticismo sobre supuestas «autorregulaciones» sociales, pero sí creo que la reproducción poblacional constituye un sistema en el que hay interrelación entre las distintas variables. En demografía existe una determinación ineludible llamada mortalidad. La duración de la vida es el gran factor casi siempre olvidado en el balance final que llamamos «reproducción». Otra cosa son las decisiones y motivaciones individuales, pero cuando la mitad de los nacimientos morían antes de los 15 años (de esto no hace tanto) la fecundidad tenía que ser muy alta por encima de voluntades, ideas, valores o deseos, y cada sociedad tenía sus propias vías para imponer las pautas que evitasen la extinción. Claro que es un argumento «macro», y tienes razón en que en las decisiones «micro» las explicaciones son de otro orden, pero ese marco general de fondo también está siempre ahí, y ha mejorado en tal medida que probablemente sea la principal explicación de que ahora las decisiones puedan ser individuales y libres. Es la idea en torno a la que se articula la Teoría de la Revolución Reproductiva, y tienes aquí una sección completa sobre el tema, así que no te prives de comentar o cuestionar cualquier cosa si te interesa leer más; te lo agradeceré mucho, me interesa la visión que te da tu trabajo sobre estos temas. Saludos y gracias de nuevo
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