El mayor potencial explicativo de la demografía está en su capacidad de utilizar los datos desde una perspectiva generacional. Esa fue la virtualidad que me atrajo a la disciplina, la que utilicé en mi tesis doctoral sobre las generaciones españolas, y también la que subyace al gráfico que hoy os presento. Lo encontraréis en este artículo, cuyo conocimiento debo a mi colega Diego Ramiro (gracias Diego por tus tweets con material interesante!!):
- Here’s how much of your life the United States has been at war, by Philip Bump, The Washington Post (May 25)
Lo que hace el lado izquierdo del gráfico es representar la población de EEUU en 2014 igual que una pirámide, pero sin separar sexos a cada lado; cada barra representa el número de personas según el año en que nacieron. En ese lado izquierdo se distinguen dos áreas, estimando qué proporción de la vida de los estadounidenses de cada generación ha sido vivida estando su país oficialmente en guerra (la parte en azul oscuro), y la parte vivida en periodos en que el país no estaba en ninguna guerra (en azul claro).
¿Cómo puede calcularse esa proporción? Eso es lo que encontramos representado en el lado derecho del gráfico: desde el nacimiento de la generación más antigua representada, sabemos en qué guerras declaradas ha estado implicado el país, y durante cuánto tiempo. Basta con unir ambos datos y ver qué parte ocuparon esas guerras, acumuladas, en el total del tiempo vivido por cada generación. Así los más jóvenes, nacidos tras la declaración de guerra al «eje del mal», todavía en curso, han vivido en situación de guerra toda su breve existencia. En cambio los centenarios acumulan periodos alternados, aunque en total también resultan en una proporción notable de su larga vida.
En realidad prácticamente todos los estadounidenses, sea cual sea su año de nacimiento, han vivido en guerra declarada más de un tercio de su existencia. Si se añadiesen las guerras no declaradas (son como mínimo 14 las invasiones militares «oficiales» sólo en América Latina desde 1915, a las que habría que añadir muchas otras en Asia o África, además de otras «no oficiales») el resultado se elevaría notablemente pero, en cualquier caso este gráfico consigue estupendamente aquello para lo que debe usarse la representación gráfica de datos estadísticos: resumir, facilitar el análisis, desvelar regularidades, discontinuidades, pautas o rupturas, ¡a simple vista!
Geniales, el gráfico y la idea.
Realmente buena parte de la hasta ahora supremacía occidental depende de una cierta ventaja de la aplicación de técnicas industriales a la guerra. Esto ha otorgado mercados y escala y el resto es historia. ¿Qué haríamos sin la capacidad de producir a máxima escala?
Me temo que muy poquito.
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