V. Luiselli (2016) Los niños perdidos, Ed. Sexto Piso.
Diego Ramiro, compañero y director del IEGD-CSIC, me ha llamado la atención sobre este libro, que añado inmediatamente a la sección de ApdD sobre literatura relacionada, para leer por placer, no por estudio. Es un ensayo sobre la vida de los niños migrantes que llegan solos a Estados Unidos. Si quieres saber más sobre el sistema estadounidense de inmigración y, en particular, su trato a los «ilegal aliens» menores, este es tu libro. Su autora conoce bien ese sistema, ella misma es migrada mexicana, intérprete de niños indocumentados en la Corte Federal de Inmigración en Nueva York.
No se trata de una novela, aunque Luiselli es novelista de éxito. Este libro es un ensayo, conciso, casi descarnado, sobre sus propias reflexiones y vivencias, armado alrededor de la batería de preguntas del cuestionario que los intérpretes deben pasar a los niños ilegales. En México conocéis bien este tema, muchas veces en persona o a través de familiares. Pero no importa el país o el continente, este es un libro importante para que todos nos planteemos qué está pasando en las políticas migratorias contemporáneas conociéndolas un poco mejor.
Si quieres echar un vistazo, la editorial nos permite leer online el prólogo y el primer capítulo, es decir, las 28 primeras páginas. Verás como te saben a poco.
Si te interesa saber más sobre la autora, puedes acudir a este artículo, donde se la sitúa entre las principales escritoras jóvenes de México:
- L. Demeyer (2019) «La creciente presencia de jóvenes narradoras en el México literario de hoy». América sin Nombre, n.o 24: 83-95
Y si quieres un poco más de información sobre la política migratoria estadounidense y su impacto en los niños no acompañados, donde también se comenta el libro de Luiselli, la encontrarás en el siguiente artículo
- J. Ramos (2017) Tierra Blanca. Los zapatos de Elvin (notas sobre el refugio), en Recial, Año VIII, nº 12
Acabo con una cita larga de este trabajo de J. Ramos, que me parece una excelente contextualización del libro:
Cabe recordar que las políticas vigentes de control de la frontera, si bien llevadas al paroxismo racista por Trump durante los últimos meses, comenzaron bajo la administración de Barack Obama y sus contradictorias respuestas a la llamada Crisis Migratoria del 2014, cuando en la frontera de los Estados Unidos aumentó notablemente el número de menores centroamericanos, muchos de ellos con condiciones legítimas para pedir refugio en los Estados Unidos. Si bien en el 2012 Obama había actualizado y ampliado el alcance del Dreamer ́s Act (DACA) para proteger a los menores indocumentados que ya residían en los Estados Unidos, la crisis migratoria del 2014 lleva a la administración de Obama al diseño del Plan Frontera Sur, un acuerdo con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto que incrementó el control de la frontera con Guatemala y el tránsito de los migrantes por México mediante la inversión de recursos norteamericanos en los aparatos de seguridad y en las tecnologías del control aplicadas a la detención y deportación de “ilegales” centroamericanos desde el inicio de su travesía.
No es nada casual que la “crisis migratoria” del 2014 tuviera que ver con los “niños que viajan solos”. En la frontera de las categorías del derecho (de la política misma), “el menor que viaja solo” suscita preguntas clave sobre las obligaciones del estado ante la vulnerabilidad de un sector de la población mundial “en riesgo”. El niño que viaja solo se confunde pronto en el “niño perdido”, instancia extrema de la vida vulnerable, expuesta a la violencia y a la explotación (ya sea en los regímenes laborales, el reclutamiento (para)militar y el narcotráfico) tras el colapso o anulación sistemática de las garantías ciudadanas. El menor que viaja solo cae en un limbo jurídico en torno al cual proliferan las discusiones y respuestas políticas e institucionales, frecuentemente fóbicas (o inmunológicas) sobre el control de las migraciones y la delincuencia juvenil, las detenciones y deportaciones en la frontera entre México y los Estados Unidos.
Entre las respuestas a la cuestión del menor, no faltan tampoco las respuestas literarias y culturales, donde la cuestión del menor se convierte pronto en escenario de un cambio en los regímenes de la autoridad literaria (y de las representaciones culturales) en el mundo contemporáneo. Para concluir, voy a referirme muy brevemente a un libro de publicación reciente, titulado Los niños perdidos (Un ensayo de cuarenta preguntas) (2016) de Valeria Luiselli, donde la escritora mexicana, nacida en Sudáfrica y residente en Nueva York, reflexiona sobre la dislocación de la infancia y la violencia burocrática y legal durante la Crisis Migratoria Norteamericana del 2013-2014, cuando se calcula que entre 150 ó 200,000 menores de origen centroamericano, particularmente hondureños, guatemaltecos y salvadoreños, intentaron cruzar la frontera de los Estados Unidos, muchos de ellos huyendo de la violencia en sus países y, por lo tanto, con los antecedentes necesarios para pedir refugio. El libro de Luiselli se publicó casi simultáneamente en español y en inglés, aunque significativamente con títulos muy distintos. Mientras el título del volumen publicado por la Editorial de Sexto Piso de México, Los niños perdidos (2016) aludía a toda una constelación de obras y discusiones sobre el destino de los niños solos/perdidos de las migraciones africanas de las últimas décadas, el título en inglés, Tell Me How It Ends: A Story in 40 Questions (2017), particulariza la incertidumbre de los relatos sin destino ni cierre definido de los niños y la perplejidad que sus historias de vida producen en la hijita de la autora, cuya infancia protegida por el privilegio de una familia de clase media sirve de contrapunto en el ensayo sobre el colapso de la infancia como valor universal.
Música en ApdD: Banda Magda – Cucurrucucú Paloma (Yerakina)
Buenos días:
Tal vez sea este un comentario paralelo al meollo del tema.
Ese libro interesantísimo está publicado en una editorial con un magnífico fondo a explorar. Y es de esa, y otras editoriales, sobre quienes quería llamar la atención. Sexto Piso, Almadía y Era son editoriales mexicanas y han lanzado una llamada de auxilio («Dependientes de lectores»: https://sextopiso.mx/esp/cont/57/dependientes-de-lectores) ante las presiones con las que se están enfrentando porque no son grandes emporios. Por un lado el cierre de las librerías por la pandemia y, por otro, el cierre mental, más permanente, del gobierno mexicano que ya había terminado con proyectos como las «Bibliotecas de aula» y las coediciones.
No nos dejemos deslumbrar por las muestras más brillantes, o reenviadas, de la intolerancia, intransigencia o, más tradicional, ignorancia y fanatismo de toda la vida. El problema es más profundo y ramificado de lo que suponemos o nos conformamos con creer. No se limita a un espacio que creemos controlado.
En esta gatera nos vamos a dejar algo más que unos cuantos pelos.
Saludos.
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He conocido la obra en estos días en que el ejercicio de la lectura llena las horas de confinamiento y es realmente estremecedora. Gracias por la recomendación.
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