Cuando la esperanza de vida al nacer es más baja que al cumplir un año


En la historia de la humanidad siempre ocurrió que la esperanza de vida al nacer era bastante más baja que la esperanza de vida cuando se cumplía el primer año. Así, con la mortalidad española de 1900 el promedio de años que podían esperar vivir los recién nacidos era de 34, pero los que sobrevivían un año después no sólo no habían «gastado» un año de su esperanza de vida, sino que podían esperar vivir entre 41 y 42 años adicionales. Todavía más, si la suerte les acompañaba y sobrevivían hasta cumplir también su segundo aniversario, la esperanza de vida posterior que les quedaba superaba ya los 50 años.

El motivo, claro está, es la elevadísima mortalidad infantil que ha caracterizado tradicionalmente al ser humano. Hasta hace muy poco tiempo en términos históricos, lo normal eran mortalidades superiores al 200 por mil antes del primer año de edad, y prácticamente la mitad de los nacidos (500 de cada mil) no conseguía sobrevivir hasta los 15 años.

Mi amiga Clara Cortina (¡gracias Clara!) me ha enviado la referencia a un interesante artículo que explota esta característica de las tablas de mortalidad «antiguas»:

Canudas-Romo, V.; Becker, S. (2011) «The crossover between life expectancies at birth and at age one: The imbalance in the life table«. Demographic Research 24 (4): 113-144.

El asunto investigado es precisamente el momento en que, por fin, la esperanza de vida al nacer consigue ser mayor que la esperanza de vida a la edad de un año y, con esa herramienta, hacer un análisis de los cambios históricos en la mortalidad y las respectivas situaciones en el mundo. Descubrirás que, en realidad, la «antigüedad» ha llegado hasta hace apenas una o dos décadas en los países más avanzados, y que no es seguro que vaya a llegar nunca a todos los demás.

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El gráfico, que encontrarás en la página 115 del artículo, muestra la esperanza de vida en cada edad para cuatro años diferentes, y evidencia que el pundo de inflexión prácticamente no se produce hasta la llegada del siglo XXI ¡y estamos hablando de un país avanzado!

Si te ha interesado el tema, en este sitio hay un temario completo sobre el análisis de la mortalidad, que materiales diversos y lecciones prácticas sobre la manera de calcular la esperanza de vida.

Postdata:

No puedo resistir la tentación de enviar una pequeña puya a todos esos sesudos analistas y supuestos expertos que utilizan la demografía como principal justificación del recortes de las pensiones. Señores economistas, catedráticos de Harvard o expertos de grandes consultoras y thing tanks, tengan cuidado al comentar los datos sobre la esperanza de vida, porque cuando lo hacen suelen demostrar que no entienden de qué están hablando. Sería muy grave  que estuviesen ustedes aconsejando medidas que condicionan y alteran el futuro de millones de personas, medidas que dirimen cómo se gestionará en el futuro la parte del sistema del bienestar que más dinero maneja de todas las que componen los presupuestos generales del Estado, y que lo estuviesen haciendo sin saber siquiera lo que significan o cómo se calculan los indicadores demográficos en que se están basando.

No es cierto que una esperanza de vida al nacer de, pongamos, 75 años, implique que los que se jubilen a los 65 años vivirán 10 años en esa situación. Y es doblemente erróneo suponer que cuando las mejoras de la esperanza de vida la hacen avanzar de los 75 años a los 80, la vida media del jubilado se hace cinco años mayor.  ¿Cuántos años le quedarían por vivir al que se jubila con 65 años en un país cuya esperanza de vida al nacer es de 60?

Si alguien cree que estoy exagerando, y que estos errores no los cometen esos sesudos analistas a los que me refiero, hagan un rastreo por las publicaciones de FEDEA, una de las instituciones decanas en las alarmas demográficas acerca del futuro del sistema público de pensiones (y menciono a FEDEA porque se trata de un grupo serio integrado por gente rigurosa; qué no podrá encontrarse en boca de consultings financieros y de «superinterultraeconomistas punto coms»).

5 comentarios en “Cuando la esperanza de vida al nacer es más baja que al cumplir un año”

  1. Hola Julio,
    Con respecto a este tema, hay veces que se hacen afirmaciones que generan duda. Si la esperanza de vida al nacer en X año es de 90 años y la esperanza de vida a los 65 años es de 30, ¿podría afirmarse que las personas que tienen 65 años cumplidos vivirán más años que las nacidas en dicho año? Para mí no sería comparable, ya que la esperanza de vida al nacer está supeditada a la mortalidad infantil (lo cual reduce considerablemente la esperanza de vida) y se sabe que la esperanza de vida aumenta a medida que el tiempo vivido de las generaciones transcurre. Además, estaríamos comparando generaciones distintas. ¿Sería este planteamiento correcto?

    Muchísimas gracias por el contenido tan detallado y de calidad de todo tu blog. Es de mucha ayuda😊

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    1. Hola Elena, tu planteamiento es correcto. En realidad aquí se juntan dos motivos de confusión en la manera corriente de hablar de este tema 1) entender que la esperanza de vida es un indicador literal y descriptivo (no lo es, es una ficción útil) y 2) que la esperanza de vida en cada edad es independiente de lo que ocurre en la mortalidad de las edades anteriores. Obviamente, para una misma generación, los que consiguen sobrevivir hasta cierta edad son una selección positiva respecto a todos los miembros iniciales de esa generación, así que no es nada descabellado decir que, con la edad, la esperanza de vida va aumentando… respecto a los que ya han muerto, obviamente. Muchos saludos y gracias por tus comentarios.

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  2. De nada, Julio, hablar de estos temas con personas entendidas siempre es un placer para mí.
    El error que citas de restarle 65 a la esperanza de vida al nacer para estimar los años que en promedio vivirá una persona de esa edad es algo más que una mala interpretación del indicador, efectivamente. Yo en realidad me estaba refiriendo a un error más sutil pero que, si no me equivoco, se está cometiendo una y otra vez en el debate sobre las pensiones: asociar la esperanza de vida a los 65 años al promedio de años que una persona de esa edad vivirá (en ese contexto, por tanto, el número de años que en promedio cobrará una pensión). Esa asociación errónea provoca un sesgo sistemático a la baja de ese promedio de años, bajo la poco exigente hipótesis de que seguirán produciéndose avances médicos que alarguen la vida a todas las edades, esas incluidas.

    Aprovecho para sacar otro tema, por si consideras oportuno dedicarle algún día un post: los próximos censos. He leído con preocupación estos días las noticias aparecidas en El País. Y ya he visto por los comentarios a tu post anterior, que no soy el único preocupado al respecto. ¿Conoces de primera mano el tema o, en su defecto, a alguno de los demógrafos que el INE dice que consultó?. Por si pudiese añadir algún dato tranquilizador…a primera vista, me temo que ese censo no será ni mucho menos el mejor de los posibles, ni siquiera teniendo en cuenta las ineludibles restricciones presupuestarias.

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  3. No puedo estar más de acuerdo con lo que explicas en la posdata… pero ojo, porque al principio de este post usas la frase ‘el promedio de años que podían esperar vivir’, cayendo en esa misma ‘tentación’. En un post anterior de este mismo blog también se ha usado la esperanza de vida a los 65 años como estimación de lo que vivirá en promedio alguien que se jubile a esa edad. Y si no estoy equivocado, el acuerdo social cita expresamente la evolución de ese indicador como factor a tener en cuenta para posibles retoques futuros.
    Creo que el problema radica, ademas de en el nombre (que induce a pensar en ese significado), en que no hay un indicador alternativo suficientemente difundido que pueda usarse en su lugar. Y es que ese indicador (¿esperanza de vida longitudinal?) requeriría realizar hipótesis sobre la evolución futura de las tasas específicas de mortalidad, por lo que no sería algo unívoco, nítido…lo cual no quita, en mi opinión, para que se calcule, igual que se hace con las proyecciones de población, las cuales, bien entendidas, son útiles para la planificación.

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    1. Gracias por escribir! Se nota que el tema te interesa y que dominas los conceptos, así que me alegra tenerte como lector y espero que hagas muchas más colaboraciones como ésta.
      Tienes razón en que la frase ‘el promedio de años que podían esperar vivir’ es siempre desacertada cuando se habla de la esperanza de vida al nacer, que se calcula con datos que no son generacionales. De hecho, cuando son generacionales ya no se habla de «esperanza de vida», sino de «vida media». Precisamente por eso me curo en salud diciendo (esta es la frase completa) «con la mortalidad española de 1900 el promedio de años que podían esperar vivir…».
      Otra cosa es el error tan común de calcular la esperanza de vida a los 65 años restándole 65 a la esperanza de vida al nacer. Esa ya no es una mala interpretación de un concepto, sino simple y llanamente un error. Tampoco hay que drematizarlo; es fácil caer en él si no se conocen las tablas de mortalidad y el procedimiento para construirlas, cosa excusable en la inmensa mayoría de los casos. Sin embargo es inexcusable cuando lo cometen «expertos» que están utilizando la demografía como argumento en sus propuestas políticas. Se desacreditan a sí mismos.
      ¡Gracias Quique, y saludos!

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