Esterilizar a los pobres, todavía…


 

He sabido gracias a un mensaje de Luciano (asiduo informante de esta ApdD, gracias Luciano!), que en el Reino Unido se ha levantado cierto revuelo por la recomendación de un diputado y alto cargo del partido conservador: los parados deberían hacerse la vasectomía para no cargar al Estado con las ayudas por hijo. Aquí tenéis los links que envía nuestro espía por esos mundos:


Te envío, por si es de tu interés, enlace a un artículo de Daniel Raventós sobre la esterilización y Thomas Nixon Carver en Sin Permiso:  El darwinismo social recurrente o la propuesta de esterilizar a las personas desempleadas

 

Artículo al que remite (sobre Ben Bradley):

Otros enlaces:


El diputado conservador se lava hoy la cara diciendo que ha madurado y aprendido que ¡su lenguaje no fue el apropiado! (como si todo se redujera a la corrección del lenguaje, sin importar el contenido). Lo que nos explica Raventós (recomiendo leer su excelente artículo) es que no se trata sólo de una manera de hablar, achacable a la juventud, sino de una idea muy antigua, integrada en una ideología igualmente arcaica, el darwinismo social. Nos explica que este debate ya se produjo cuando Roosevelt implantó por primera vez el subsidio de desempleo en EEUU, y cómo Thomas Nixon Carver, prestigioso magnate consejero republicano, contraatacó proponiendo la esterilización masiva de los pobres del país. También enlaza con el presente señalando que se trata de las mismas respuestas que hoy se oponen al salario social (yo añadiría que no hace falta ir tan lejos en distancias y tiempos, y que un tal Mariano Rajoy también nos sirve de ejemplo de declaraciones naturalizando la desigualdad).

Pero Raventós es economista. Si fuese demógrafo encontraría antecedentes de estas salvajadas propias del conservadurismo anglosajón mucho antes del darwinismo. El propio Darwin reconoce explícitamente que la idea de la selección natural como mecanismo explicativo de la evolución se la inspiró la lectura de los Principios de la Población, de Thomas R. Malthus.

Malthus, muy lejano a lo que después sería la demografía como disciplina, en realidad escribió su famosa obra para desmentir la creencia de los ilustrados y revolucionarios franceses en el progreso humano (el subtítulo del libro se dirige explícitamente a Goldwin y a Condorcet), y para condenar los excesos protectores de las Leyes de Pobres británicas (podéis encontrar en ApdD una explicación más extensa de la obra de Malthus).

Como el actual diputado británico, Malthus vio en la proliferación de pobres una amenaza al país, y encontró la misma solución: que no tengan hijos. Todavía no pensaba que esa fuese una solución política que el propio Estado debiese promover (las políticas demográficas estatales serían una innovación algo posterior, entre ellas las neomaltusianas o las natalistas, pero también las políticas eugenistas, encaminadas a aumentar no el número, sino la calidad de la población). Malthus no era un político, sino un pastor moralista y rigorista, que no admitía soluciones artificiales como los anticonceptivos o la esterilización, sólo el autocontrol y la abstinencia individuales. Y no confiaba en la presencia de estas cualidades entre las clases bajas, de manera que su convicción era que el crecimiento exponencial de la población sólo es detenido por los «frenos naturales», básicamente muerte masiva de los pobres por enfermedades y hambre. Frente a unos recursos limitados que no podían incrementarse al mismo ritmo al que es capaz de crecer una población, ayudar a los pobres sólo sobrecargaría de gastos inútiles al Estado, no evitaría su existencia sino que los haría mucho más abundantes, y sólo serviría para degradar la nación. Como si ser pobre fuese una cualidad natural, de nacimiento, lo mismo que siguen pensando personajes como el diputado británico, el presidente del gobierno de España, y tantos otros políticos y economistas actuales, por mucho que su sinceridad juvenil se vea después matizada al evitar un lenguaje incorrecto (deben pedir el voto a «las clases bajas» que tanto desprecian).

Si alguien duda de la vigencia de estas ideas, y de la hipocresía con que los conservadores de todo el mundo deben estar pensando hoy que este diputado británico sólo ha pecado por decir abiertamente lo que en realidad todos ellos comparten pero se callan, echad un vistazo a lo que dice sin tapujos quizá la mayor millonaria actual, liberada por el dinero de las ataduras electorales o de la corrección del lenguaje: Multimillonaria contra la pobreza: quiere esterilizar a los pobres en Noticabos.org

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