De repente todo el mundo habla de Ignacio Cosidó, uno de los portavoces del PP, hace muy poco en el gobierno de España. Se ha difundido su whatsapp al círculo de senadores del Partido Popular alardeando de tener dominados los órganos de representación del poder judicial, y eso ha dinamitado la renovación del Consejo General del Poder Judicial y confirmado con palabras lo que todo el mundo ya sabía; se utilizan las instituciones de forma mafiosa para que respondan a intereses de partido. Pero ¿qué tiene que ver todo esto con la demografía?
El señor Cosidó y su partido no han empezado ahora a penetrar instituciones «de todos». Su carta de presentación en el Parlamento, durante la etapa socialista de Rubalcaba, fue dedicarse sistemáticamente a ensuciar cualquier actividad del gobierno en la lucha contra ETA. Más tarde, tras ganar las elecciones de 2011, se le nombró director general de la Policía (2012 a 2016), en el círculo inmediato de los «beatos» alrededor del ministro del Interior, Fernández Díaz. No sólo desencadenaron una guerra interna contra la policía «infiel» a las derechas patrióticas, sino que pusieron a la propia Policía al servicio de los manejos privados del partido, y especialmente al de la guerra sucia contra otros partidos, como empieza a confirmarse recientemente en distintas causas judiciales y comisiones de investigación.
- Cosidó, el discreto senador que sobrevivió a las cloacas de la Policía, por Laura Muñoz en La Vanguardia (26/07/2017)
- El Congreso señala a Fernández Díaz, Cosidó y Pino como responsables políticos del uso «partidista» de Interior, Europa Press, en eldiario.es (20/07/2017)
Todo ello a la vez que este ejemplar ultraderechista católico asistía a misa diaria y otorgaba medallas al mérito policial muy sonadas.
- El Supremo avala la medalla policial a la Virgen del Amor y zanja un pleito de cuatro años, por Óscar López-Fonseca en ElPaís (22/02/2018)**¿Todavía se pregunta alguien para qué sirve tener influencia en el Supremo?***
Y entonces, poco después de que Cosidó fuese reemplazado en la dirección de la Policía, se constituyó a iniciativa del PP la Comisión Especial sobre la evolución demográfica en España (01/03/2017) y se le nombró su presidente. Al margen del uso que los partidos hacen de las instituciones para colocar a los suyos, parece legítimo preguntarse qué pintaba Cosidó ahí.
Desde el punto de vista técnico, profesional, formativo, no pintaba absolutamente nada. Pero si ampliamos nuestras mentes y vemos, como un conjunto, la relación con la seguridad y policía, las medallas a las vírgenes, la reivindicación de la familia tradicional, el señalamiento de la inmigración como amenaza, el localismo caciquil cuando se trata de la territorialidad, el confesionalismo, la visión patrimonial de la sociedad española, la persistencia en evitar el rechazo al franquismo… quizá el interés de Cosidó como Presidente de una comisión sobre demografía empiece a entenderse, aunque sólo sea por el contexto.
Es el mismo contexto que explica la creación del Comisionado permanente para el reto demográfico, dirigido por otra compañera de partido sin ninguna vinculación o formación en demografía, o la aprobación del Plan de Dinamización Demográfica en Galicia bajo el gobierno popular; la inclusión de la demografía (el fomento de la natalidad) como tema orgánico del partido, la creación y apoyo de lobbies natalistas en Bruselas, el apoyo a fundaciones y asociaciones ultraconservadoras familistas, antifeministas, antiabortistas, etc. Es una característica prácticamente planetaria de todo tipo de conservadurismos haber reencontrado en la demografía un campo abonado para llamar a rebato en la defensa de una unidad nacinoal amenazada, defensa esencialista, tradicionalista y neutralizadora de la perversa «ideología de género» (véase aquí El fundamentalismo suplanta a la investigación demográfica).
No debe extrañar por tanto que, apenas pasado un mes desde la creación de la Comisión, se iniciaran las comparecencias de expertos y el primero convocado, antes que cualquier académico, técnico o científico, fuese el director de una de esas fundaciones ultraconservadoras, impulsoras del alarmismo demográfico, vinculada a la banca y al Opus Dei.
Este «experto en demografía» es en realidad un consultor del PP de toda la vida, primero en el parlamento europeo, para informar sobre las perversiones nacionalistas catalanas y cómo combatirlas, y más tarde en la ofensiva ideológica conservadora en materia demográfica. Ya había protagonizado un caso escandaloso de burda manipulación de los resultados de una comisión senatorial sobre despoblamiento rural (véase aquí Escándalo demográfico en el Senado). En realidad es muy famoso en la prensa conservadora, que le califica como «el mayor experto en demografía» del país, y ha dado amplísima difusión a su libro «El suicidio demográfico de España«, o a su informe (Consecuencias del declive demográfico en España) para la FAES (thing tank creado por Aznar y actualmente demasiado derechista para el propio PP). En realidad su trabajo se limita al compendio de recortes de Wikipedia y de ideas que ya eran arcaicas en los años treinta del siglo pasado. Vale, pero es «nuestro» experto, nos dirían en el PP.
Así que la relación entre Cosidó y la demografía, la que le habilita para presidir una comisión dedicada al tema (hasta ser sustituido, sin haber hecho trabajo real alguno, para ocupar una portavocía del partido), es únicamente su ideología y la rentabilidad que le extrae a una supuesta crisis demográfica en la que todos los reaccionarios de todos los países pretenden hacernos creer.
No nos escandalicemos ahora por un whatsapp. Si tienes algún interés por la investigación demográfica, o por la investigación social en general, este personaje, como tantos otros equivalentes en todo el mundo, debería haber generado preocupación mucho antes, y mucha. Es un eslabón más de una ofensiva ideológica que está suplantando a los demógrafos por vendedores de humo, y convirtiendo las instituciones en parte de sus redes de influencia y trapicheos.
PD. Seguro que si lees esto desde Portugal, México, EEUU, Francia o cualquier otro país, estarás pensando que también conoces muchos otros ejemplos de cómo los asuntos poblacionales están cada día más manipulados y tergiversados políticamente. Recogeré todas las pistas que puedas enviar para ilustrar esta ofensiva internacional para el «renacimiento demográfico» también en el país desde el que escribes. Gracias anticipadas
Música en ApdD: The Bass Walk: Abraham Laboriel
Profundizo un poco más en el tema de la natalidad deseada pero no cumplida que acaba de confirmar el avance de la Encuesta de Fecundidad del INE.
Parece que hay bastante acuerdo en que se deberían implementar políticas concretas y efectivas para mejorar la conciliación. Ahora bien la natalidad deseada no es lo mismo, a efectos demográficos, que la necesidad de una mejor educación o un mejor trabajo, porque el número de hijos tiene consecuencias demográficas directas.
Entonces, la duda que planteo es la siguiente: si se consigue cubrir parte de esa natalidad no cumplida con medidas de mejora de la conciliación, y reconociendo expresamente que eso es bueno por sí mismo para la calidad de vida de las personas implicadas, ¿no sería también bueno para el balance demográfico español a medio y largo plazo?.
Por ejemplo, subir el ISF del 1’3 actual a 1’8 de manera sostenida, estructural, ¿no tendría ninguna ventaja desde el punto de vista demográfico?.
Ojo: no estoy hablando de politicas natalistas franquistas, de dar carnet de familias numerosas, de que la mujer vuelva a quedarse masivamente en casa, de que cuantos mas hijos mejor…sino de que las parejas tengan facilidades para tener los hijos que les gustaría tener…y de paso acercarnos a un punto de equilibrio en que los indicadores demográficos (por ejemplo del de reemplazamiento) fuesen más estables a largo plazo. ¿Eso no sería ventajoso?. Entre que cuantos mas hijos mejor y que diese lo mismo un ISF del 0’3, del 1’3, del 1’8 o del 4’7, ¿no hay término medio?.
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Hola estimado Quique, gracias una vez más por tus comentarios
Quizá te parezca profundizar en el tema, pero sigues soslayando sistemáticamente mis respuestas, así que voy a intentar ser más explícito con lo que ya he escrito más de una vez aquí, a ver si en tu próximo comentario tienen algún efecto:
1) cuestión ideológica (aquí cada cual es libre): ¿las medidas de política social deben supeditarse a la política demográfica? ¿es más importante la fecundidad deseada que la educación o el trabajo porque tiene consecuencias demográficas? ¿En qué momento has aceptado la premisa de que los objetivos demográficos son prioritarios respecto a los objetivos de la política social? Lo pregunto de otra manera; si la conciliación no tuviese efecto alguno en la fecundidad ¿entonces ya no te parecería un objetivo deseable?
2) cuestión empírica (aquí ya no hay libertad, este es el gran problema, imposible de saltar): das por supuesto que los Estados saben cómo subir el ISF, y que las medidas para hacerlo son conocidas y sus efectos están ya cuantificados, No es verdad. No funciona. Es mera propaganda, nos la están colando desde hace más de un siglo mientras la fecundidad no ha hecho más que disminuir. Nunca el Estado ha decidido el ISF, ni se conoce medida alguna que aumento en 0.5 dicho indicador, y mucho menos la conciliación laboral-familiar, da igual si son las medidas franquistas, las estalinistas, las democristianas o las socialdemócratas, aquí la cuestión ya no es de ideología, sino de cotejo con la realidad. Las facilidades para tener hijos no se convierten en subidas del ISF, llevamos un siglo de experiencia al respecto. En el mejor de los casos el único efecto es que los hijos se tienen con alguna antelación, no en mayor cantidad. Más aún, el efecto que tienen las políticas familiares puede incluso ser paradójico, por traducirse en hijos en los que se invierte más, provocando así que se tengan en menor número. Añádase el factor temporal, que puede hacer más difícil tener hijos a la siguiente generación, porque el progresivo refuerzo de funciones y responsabilidades de la familia eleva también las exigencias sociales para la «correcta crianza» de los hijos por parte de la familia. El apoyo a las familias existentes puede elevar tanto el listón que la siguiente generación encuentre cada vez más difícil formar su propia familia. Esta es la gran paradoja, apoyo a la famila-existente, mayor dificultad para la formación de la familia-futura. Y de nuevo la pregunta es ¿las políticas que apoyan a las familias y una mejor crianza de los hijos deben abandonarse si no se traducen en una mayor fecundidad? ¿No son un objetivo en sí mismas, al margen de su impacto en los objetivos demográficos?
Por favor, concédeme algún crédito, he impartido un curso sobre políticas demográficas durante más de una década además de un doctorado sobre política familiar, conozco y manejo habitualmente la metodología y los datos con los que se calculan los indicadores sobre natalidad, fecundidad y reproducción (que, por cierto, en este asunto se confunden constantemente), he asesorado a diversas administraciones sobre sus planes y legislaciones relacionadas, repaso con intensidad y regularidad todo lo que se publica al respecto desde la investigación seria y también desde los burdos intentos de ideólogos de despacho y crucifijo (como los que asesoran al señor Cosido y a su partido). Si realmente te interesa conocer más sobre el tema, tienes un notable acerbo de investigación basada en datos, comparando las legislaciones y sus ejecuciones en todos los países de la UE. En 1989 se creo el Observatorio Europeo de las Políticas Familiares Nacionales para hacer el seguimiento de las características de las familias y de las políticas familiares. Ahí tienes publicaciones, datos y análisis para de verdad profundizar en el tema. Ya te he resumido los resultados, ningún país sabe cómo subir el ISF, pero puedes acudir directamente a la documentación y sacar tus propias conclusiones. Saludos una vez más, gracias por escribir. ApdD gana muchos enteros con personas interesadas como tu.
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Hola Julio. Ante todo perdona, porque parece que te he tocado algun punto sensible, no era mi intención. En cuanto a las preguntas que planteas:
1) Las medidas de politica social NO deben supeditarse, opino, a la política demográfica..pero hay medidas que son buenas en ambos sentidos.
2) En particular, la conciliación me parece deseable de por sí… de hecho, lo decía expresamente en mi comentario.
3) Yo no doy por sentado que los Estados sepan subir el ISF y mucho menos cuantificar la subida….ahora bien:
4) Si hay un colectivo no despreciable de mujeres que terminan teniendo menos hijos de los que hubiesen deseado, parece lógico pensar que en mejores circunstancias hubiesen tenido mas hijos…no tanto como dicen que hubiesen deseado pero alguno mas, sí. La unica manera de que eso no sea cierto es que:
5) ¿Todas la mujeres que dicen haber deseado tener mas hijos lo dicen solo de boquilla, como ‘para desahogarse’?. ¿Hay estudios que demuestren que las encuestas de fecundidad mienten sistematicamente en eso?. Si fuese asi, ¿por qué se piden con tanta insistencia encuestas de fecundidad y se le da especial importancia a esa variable?.
reformularé mi pregunta haciendo especial hincapie en que la hago de manera totalmente DESIDEOLOGIZADA: ¿tendria alguna ventaja que el ISF se aproximase mas al 2 y se quedase alli una larga temporada?.
Por ejemplo, para el mantenimiento futuro de las pensiones: aunque ya se sabe que la tasa de reemplazamiento dista mucho de ser un indicador completo para predecir sus sostenibilidad (influyen tanto o mas el mercado de trabajo, la productividad, las fuentes de ingresos del sistema… entre otros muchos factores), ¿no sería mejor, ceteris paribus, que los indicadores sufriesen menos vaivenes como consecuencia de que hay generaciones mucho menos numerosas que otras?.
Insisto, ideologias aparte.
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Buenos días:
Interesante entrada. Nada nuevo, pero muy de agradecer. Pero vivificante el diálogo postterior.
Gracias.
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Tengo clara cuál es la doctrina demográfica favorita de la derecha más conservadora. Se podría resumir en: va a haber cada vez más viejos, que son una carga, así que la solución es tener muchos hijos. Si para eso la mujer debe dejar de incorporarse al mercado de trabajo, pues que no se incorpore. Dudo mucho que PP y Cs puedan apoyar oficialmente algo así, pero sus alas mas conservaoras y quiza Vox sí que probalemente lo apoyen.
Ahora bien, ¿cuál sería su equivalente en la izquierda?. ¿Qué piensan el PSOE y Podemos al respecto?. No lo tengo nada claro y de hecho el comentario de Materialista cita ahí el feminismo y la violencia de género, lo cual me resulta impactante y, al mismo tiempo, interesante, por su en principio escasa relación, opino, con los fenómenos demográficos.
En mi opinión, PSOE y Podemos deberian hacer todo los esfuerzos habidos y por haber para fomentar de verdad (no solo de boquilla o con medidas de cara a la galería) la conciliación y que, de ese modo, el feminismo sea compatible con que la natalidad aumente. No de manera dogmática, ojo, sino porque estoy convencido de que muchas parejas no están teniendo los hijos que les gustaría tener.
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Buenísimo comentario Quique, como todos los que haces. Gracias una vez más, coincido prácticamente en todo. Pero en mi opinión la mejor política demográfica es ninguna. La natalidad es un macroindicador, y sus niveles «óptimos» una cuestión manipulable e ideologizable, como demuestra el discurso imperante sobre el tema. Apoyar la conciliación, o las medidas que ayuden a quienes tienen hijos, o a que los tengan quienes los desean y no pueden, o a que todos los niños tengan oportunidades similares al margen de su familia de origen, no es para cumplir objetivos demográficos ni para que la natalidad aumente (no está nada claro, además, que ese sea el efecto), sino por justicia, por ayudar a las personas, por mejorar la vida de los niños que nacen. Los objetivos demográficos son una trampa, se acaba pensando cómo hacer que la población haga lo que el Estado considera conveniente para sí, en vez de pensar cómo el Estado debe hacer políticas que favorezcan una mejor vida para los ciudadanos. Todo esto es lo que intento evidenciar en la sección «Políticas de población», ilustrándolo con infinidad de ejemplos históricos, algunos directamente vinculados a genocidios. Al margen de esto, lo que deberían fomentar todos es, para empezar, la verdad. En este caso no es tan difícil, porque existe todo un corpus teórico, empírico y metodológico en torno al análisis demográfico, que sistemáticamente se saltan para llegar a las conclusiones que más les convienen. Mientras seamos un país en el que nadie puede estudiar un grado en Demografía, y en el que los titulares los ponen ideólogos y creyentes de fundaciones como Faes o la Conferencia Episcopal, la verdad estará siempre sometida a la doctrina, es decir, no tendrá nada que ver con la realidad. Saludos y gracias por estar ahí.
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Como sabrás, ayer el INE publicó el avance de la Encuesta de Fecundidad. Y se confirma que hay mucho deseo de tener hijos no cumplido, principalmente por cuestiones laborales y de conciliación. Los partidos de izquierda deberian centrarse, opino, en ese problema, y además con medidas concretas y efectivas, no con simbologías de cara a la galería.
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Hola Quique, gracias de nuevo por tus interesantes comentarios. Coincido en que las izquierdas deberían centrarse en cuestiones laborales y de conciliación, pero no por su relación con el deseo de tener hijos, sino como objetivos en sí mismos. La diferencia entre ideologías no debería ser la concreción y eficiencia de las medidas natalistas, sino si asume o no los objetivos natalistas (he criticado aquí también el natalismo del PSOE). Hay mucho deseo de tener hijos no cumplido, no es nuevo ni nos distingue como país. También hay mucho deseo no cumplido de vivienda, de trabajo, de tiempo libre, de mejor educación para los hijos, de mejor atención médica o de mayor cartera de servicios sanitarios. Lo que debería preocupar a las administraciones es el bienestar de sus ciudadanos, no poner a los ciudadanos al servicio de los objetivos de las administraciones (como el de una mayor natalidad). Esta disyuntiva se ilustra con ejemplos: recientemente se ha cambiado la ley sobre los permisos por paternidad y la distribución de los días entre padre y madre. La ultraderecha confesional se ha quejado inmediatamente de que estas medidas ya tienen antecedentes en Europa y no han servido para que suba la natalidad. Ese es el error, esa es la ideología: suponer que la política social sólo se justifica si sirve al objetivo natalista. Es lógico entonces que la derecha combata la «ideología de género», porque la igualdad no es su prioridad, su prioridad es que la mujer vuelva a la cocina y tenga más hijos. Con un error añadido; los natalismos tienen ya una larga tradición histórica, más de un siglo, y todas las supuestas fórmulas eficientes y concretas se han demostrado falsas. Las fascistas no funcionaron, las comunistas no funcionaron (ver aquí el Natalismo Rumano), falló el natalismo francés de posguerra, y el socialdemócrata nórdico, y hasta el nacional-católico franquista. Los natalistas se equivocan porque no han comprendido las causas del descenso de la natalidad, que tienen mucho más que ver con el aumento en la autoexigencia cuando se tienen hijos que con los tópicos moralistas o economicistas. Durante más de un siglo las condiciones para tener hijos no han hecho más que mejorar, pero eso no se ha traducido en más hijos, sino en hijos cada vez mejor cuidados, dotados y atendidos. Entre tener más hijos o tenerlos mejor, la gente tiene muy clara la decisión. Y el resultado es excelente, ya está bien de alarmismos y de natalismos. Gracias una vez más por tus comentarios, mejoran ApdD y me dan ocasión de completar las entradas. Un saludo muy cordial.
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Acá va una entrada de Wikipedia, justo: https://es.wikipedia.org/wiki/Abel_Albino
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Genial blog y buen análisis del personaje en cuestión, pero compruebo una vez más, cuál es la ideología que usted considera «mejor».
Cierto que la derecha en este país es arcaica y primitiva en muchos aspectos de la vida y todo lo que tocan lo convierten en miseria e injusticia… Sin embargo no veo yo a familias más felices en estos 40 años de «democracia» que las de antes, como Dios manda, diría uno de esos beatos que usted menciona. No fue buena idea mezclar la cruz y la bandera, pero de aquellos polvos vienen estos lodos, decía el genial y patriota Goya.
Habrá de todo imagino hoy día, yo ya soy mayor, pero las cosas solo pueden ser de una manera, que es: respetar la naturaleza y sus normas eternas. Y no veo en el modelo familiar que propone la izquierda una gran revolución demográfica. Algo me dice que ni el feminismo ni el negocio de la violencia de género vayan a repoblar las zonas rurales de este país.
Sin embargo fíjese en gitanos y marroquíes, disfrutan todos ellos de altas tasas de natalidad cuando no son precisamente sociedades «progresistas» sino más bien patriarcales, e incluso diría, neandertales.
En fin, tengo más que contrastado por sus entradas que es usted un buen profesional de la demografía, pero diluye sus creencias personales, basadas en modas y apariencias, con las necesidades que una sociedad debe satisfacer para perdurar y crecer.
Que el PP es nefasto, sí, por supuesto, como cualquier otra organización que esté en el poder más de 8 años. Por eso en Estados Unidos no se permiten ni los partidos políticos ni la reelección eterna como sí sucede en muchos municipios… ¡vacíos! de esta preciosa península.
Nada más, muchas gracias y no deje de escribir.
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Saludos Materialista! Su comentario es de interés. Intentaré no parecer tan parcial, de hecho en este lugar hay mucho material también refutando concepciones que seguramente le parecerán «de izquierdas» (puede echar un vistazo a la parte dedicada al maltusianismo). Eso de que mis creencias personales se basan en modas y apariencias me deja preocupado, porque pretendo basar este sitio en información empírica y en metodología demográfica consolidada, y porque intento volcar en él veinticinco años de trabajo docente e investigador, más que mis manías personales. Si parece que mi objetivo son las derechas tradicionales y confesionales quizá sea porque tratan las cuestiones demográficas a través de dogmas, sin consideración alguna hacia quienes nos dedicamos profesionalmente a esto. Me repele especialmente la manipulación que se hace de los mayores, presentándolos como una carga y una amenaza para el país. Y me alegra que, política al margen, le parezca que este sitio es de interés. Gracias por escribir, hacen falta estas llamadas de atención y esta web se beneficiará mucho si todas las opiniones tienen cabida.
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Grácias por esta interessante e impotante información.
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