Ya se ha explicado aquí el concepto de “estructura” poblacional. Baste con recordar que se refiere a cómo está compuesta una población, cómo clasificamos a sus componentes en función de un criterio diferenciador cualquiera, como el lugar de residencia, la estatura o la franja de ingresos. El criterio clasificatorio, eso sí, debe cumplir la condición de ser exhaustivo (todos los integrantes de la población deben aparecer en alguna de sus categorías) y sus categorías deben ser excluyentes (si se está en una de ellas no se puede estar en ninguna de las otras, lo que en teoría de conjuntos implica que no hay intersecciones entre los subconjuntos). Un ejemplo clásico es la estructura de clases sociales. Si quieres profundizar un poco sobre los conceptos alrededor de las clasificaciones te recomiendo este texto:
- INEGI (2005) Principios básicos de las clasificaciones estadísticas en el ámbito sociodemográfico. México.
Las estructuras demográficas, claro está, se refieren a características de las personas que son importantes para los comportamientos o fenómenos que estudia la demografía, es decir, los que afectan al mantenimiento de las poblaciones en el tiempo (reproducción). El color del pelo o la estatura no ocupan un lugar relevante en la disciplina pero, en cambio, son cruciales las estructuras por sexo, edad, estado civil, lugar de residencia, número de hijos, etc.
La forma que adopta una clasificación de este tipo es una «tabla de frecuencias» con todas las categorías en una columna y su peso o «frecuencia relativa» respecto al total en la columna adyacente (generalmente en forma de porcentajes).
- Frecuencia absoluta, relativa, acumulada y tablas estadísticas, en Sangaku Maths.
Una de las grandes utilidades de las estructuras es que permiten comparar poblaciones distintas (o la misma población en distintos momentos), siempre y cuando la clasificación en categorías sea común (como la edad). Esta comparación es posible porque el valor numérico de cada categoría se expresa en términos relativos respecto al total de la población (en cambio eso no es posible si quisiéramos comparar una tabla en la que consta simplemente el número de casos, la «frecuencia absoluta», en cada categoría). Podemos así ver que la población de España tiene una proporción de personas mayores de 64 años por encima de la que tiene China, al margen del volumen de personas mayores que, lógicamente, es mucho mayor en China.
Pero el estudio de las estructuras tiene una limitación irremediable: describe, pero no explica, cómo está distribuida la población. Nos permite observar, por ejemplo, que una población esté más envejecida que otra, pero no nos informa sobre las causas.
Un motivo es que las estructuras se refieren a un instante detenido del tiempo (hay que acompañarlas de una fecha), son “fotos” estáticas que nada nos dicen sobre cómo y por qué se llegó a esa situación concreta.
Cuando comparamos la estructura de una misma población en dos o más instantes en el tiempo, o «cortes temporales», podemos apreciar si se ha mantenido invariable o si, por el contrario, ha experimentado cambios. Pero tampoco esta observación de los cambios es suficiente para explicar sus causas. Los datos con los que calculamos las sucesivas estructuras en sucesivos momentos son datos de “stock”, y la comparación sólo nos dice cómo y cuánto han cambiado las distintas partes, pero seguimos sin poder explicar el por qué.
Para eso necesitamos estudiar no las estructuras, sino las dinámicas poblacionales, y eso requiere manejar datos de «flujo» (ver stocks y flujos demográficos). A diferencia de las estructuras, que pueden calcularse respecto a criterios muy variados, los datos con los que podemos estudiar las dinámicas demográficas se centran en los llamados “fenómenos demográficos”, aquellos acontecimientos experimentados por las personas que pueden explicar o causar esos cambios observados en las estructuras.
Los fenómenos demográficos esenciales son los nacimientos, las muertes y las migraciones, es decir, aquellos que hacen que una persona «entre» o «salga» de la población (ver la ecuación compensadora). Una vez una persona ha «entrado» y hemos podido registrar ese acontecimiento, el único motivo por el que irá cambiando de unas categorías de edad a las siguientes es el mero paso del tiempo, y así indefinidamente hasta que la muerte o la emigración produzca su «salida». Sin embargo existen otros «fenómenos» o cambios en la vida de las personas que también son de interés para la demografía, porque pueden influir poderosamente en los tres fenómenos esenciales. Un ejemplo clásico son los cambios del estado civil (el fenómeno estudiado sería la nupcialidad, la viudedad, la infertilidad, etc), de nivel de estudios o de situación laboral (que correlacionan con la edad a la que se tienen hijos o cuántos se tienen.
El estudio de las dinámicas demográficas requiere un tipo de datos diferente al que empleamos para estudiar las estructuras. Ahora no son datos de “stock”, instantáneos, sino datos “de flujo”, secuenciales, registrados a lo largo de un periodo de tiempo más o menos dilatado. Y las fuentes de datos para ello son los “registros de acontecimientos”, que generalmente todos los Estados obtienen mediante los llamados “Registros Civiles” de acontecimientos, como el de nacimientos o el de defunciones (ver aquí Fuentes de datos demográficos).
La disposición de este tipo de datos sí permite explicar las causas que han motivado el cambio de la estructura demográfica entre dos momentos diferentes. El cambio en la estructura por edades conocido como “envejecimiento demográfico”, detectable por un peso creciente de la población mayor, no puede explicarse siempre por los mismos motivos, como hacen erróneamente quienes reducen sus causas al descenso de la natalidad. Únicamente cuando se dispone de información sobre los flujos de entrada y salida (la dinámica de esa población) podremos tener una explicación bien fundamentada. Y podemos descubrir que la obsesión por la natalidad puede estar ocultando que la causa principal del envejecimiento demográfico puede ser la emigración de los jóvenes, como ocurre en tantas zonas rurales.
Diferencias entre la estructura y la dinámica demográfica:
ESTRUCTURA | DINÁMICA | |
Referencia en el tiempo | Instante | Intervalo temporal |
Ente que se estudia | Objeto anclado | Proceso |
Tipo de Análisis | Descriptivo | Explicativo |
Tipo de datos | Stocks | Flujos |
Fuentes de datos | Recuentos | Registros de acontecimientos |
Podría pensarse que la relación entre estructura y dinámica se establece en una única dirección: la dinámica es la que hace cambiar la estructura. Sin embargo la relación se da en las dos direcciones, porque la estructura también condiciona la dinámica. Un ejemplo evidente es la forma en que la estructura por edad condiciona fenómenos como la natalidad o la mortalidad. Por ejemplo, con una misma fecundidad, dos poblaciones de diferente estructura por edades pueden tener un número de nacimientos muy diferentes. Una tendrá muchos más nacimientos si tiene una parte importante concentrada en las edades fecundas, mientras que otra con una proporción escasa en esas edades registrará muchos menos nacimientos.
Estos «efectos de estructura» se pueden evitar con métodos estadísticos que aíslan los efectos de las diferentes distribuciones posibles de una determinada variable. Pero existe uno muy sencillo denominado «Estandarización», que no requiere conocimientos estadísticos muy complejos. Tienes aquí una explicación del método de la Estandarización directa y también un ejemplo de su aplicación en los ejercicios resueltos 10 y 11 de esta web.
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Tienes un blog muy completo con actividades muy interesantes. Felicidades.
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Muy bueno y didáctico profesor.
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