
El despoblamiento en España se está convirtiendo en un mantra lacrimógeno, a veces alimentado por aportaciones reales como el libro «La España vacía», pero casi siempre por manidos topicazos y llamadas gratuitas a la alarma y la emotividad patriótica. Pero no hay nada nuevo en la situación que justifique la súbita atención que se le presta, y además «Spain is not so diferente!»
Uno de los fieles consejeros de ApdD me ha enviado un documento magnífico que relativiza enormemente la supuesta gravedad y excepcionalidad de España en este tema. Prácticamente en todo el mundo encontraremos ejemplos y argumentos como los venteados en España; también los políticos nacionalistas y patriotas de Argentina, Rusia, Marruecos o Australia están enviando el mensaje de alarma a sus ciudadanos sobre su «país vacío», reclamando aumentar la natalidad o deplorando que venga tanta gente del exterior a contaminar su pureza étnica o religiosa. Pero igual os sorprende este magnífico reportaje de la BBC acerca Monowi, una población estadounidense: Welcome to Monowi, Nebraska: population 1.
También podéis ver el video sobre el trabajo periodístico de la BBC
Quizá la anécdota nos permita un poco de perspectiva sobre lo que ocurre en España o en muchos otros lugares. El éxodo rural español tuvo su punto álgido en los años sesenta, pero en realidad viene produciéndose hace siglos. La súbita actualidad del asunto no se debe a novedad alguna, sino a una gran ofensiva política, especialmente en las administraciones regionales y municipales. Es legítima, claro, y la despoblación rural es real, pero debería impulsar un mejor conocimiento de la distribución territorial de nuestra población, de los problemas que conlleva o de las medidas posibles y eficientes para actuar, no falacias e intereses particulares. El peor ejemplo es el empeño conservador por vincular el despoblamiento rural, la natalidad y la inmigración irregular, metiéndolos en una coctelera y agitando las pasiones para justificar en 2017 la creación de un Comisionado para el Reto Demográfico (sólo les faltó hablar directamente del islamismo y el peligro para las esencias cristianas de la patria).
Especialmente irracional es la machacona vinculación entre despoblamiento y envejecimiento rural y la supuesta necesidad de fomentar una mayor natalidad, que ya nos ha proporcionado algún que otro teatro de los absurdos incluso en los máximos órganos de representación política (vésas Escándalo demográfico en el Senado). Cualquiera puede entender que las zonas rurales abandonadas no tienen un problema de fecundidad. De hecho la fecundidad de las mujeres en esas zonas del país ha sido sensiblemente mayor que la de las mujeres de la España urbana y superpoblada. Su problema real es la emigración de sus jóvenes (emigración actual o en décadas anteriores). Pero volvemos a leer cómo la Federación Española de Municipios insiste en la falacia natalista en su última propuesta oficial de medidas de acción (ver el informe, pg. 24). ¿Qué fiabilidad tienen las propuestas de la Federación, si ni siquiera es capaz de hacer un análisis riguroso de la situación y sus causas?