El censo soviético de 1937


En 1937 se realizó el segundo de los censos soviéticos. Su preparación, explotación y consecuencias podrían servir de contexto para construir una magnífica  novela histórica. Eran los años de la guerra civil en España; Hitler o Mussolini todavía se veían con cierta admiración en las cancillerías del resto del mundo. La URSS, en cambio, era el enemigo común de todas.

El comunismo soviético mantenía una durísima guerra interior y exterior, a la que se acababa de añadir la creciente amenaza de una Alemania en rápida recuperación, crecimiento y militarización.  Stalin contaba con que el nuevo Censo, el segundo del periodo comunista, demostraría ante el mundo que la URSS avanzaba rápidamente en riqueza y población. Había anticipado estos éxitos en los foros más relevantes, como en el XVII Congreso del Partido (26/1/1934), cuando anunció un aumento de la población de más de tres millones de personas en apenas tres años. Llegó a afirmar, en un encuentro oficial de sus líderes (1/12/1935), que la URSS estaba creciendo ya tres millones de personas al año.

Sin embargo el Censo de 1937 arrojó apenas 162 millones, lejos de los 170 anunciados por Stalin, y se ha hecho famoso por las represalias posteriores a los encargados estadísticos. Fue anulado y enterrado, para ser repetido dos años después, pero además sus responsables fueron destituidos, deportados e, incluso, ejecutados. Se les acusó de ser enemigos del pueblo, saboteadores, contra -revolucionarios; habían manipulado los datos para ocultar el verdadero crecimiento de la población, especialmente al adulterar las estadísticas de muertes naturales, cuyas cifras habían inflado multiplicando certificados de defunción correspondientes a las mismas personas.

El Censo repetido en 1939, con un cuerpo estadístico renovado y fiel a la Revolución, arrojó exactamente la cifra poblacional prevista por Stalin en el XVIII Congreso del Partido. Pero las estadísticas de población se habían revelado peligrosas, y no se hicieron más censos durante el periodo stalinista. La URSS no volvió a contar su población hasta 1959, durante el mandato de Nikita Jrushchov.

La historia ya sería impactante por sí misma, pero tiene una continuación igualmente interesante y novelesca, si la atención se centra en la explicación real de los malos resultados de 1937. Porque los datos no se destruyeron, y aunque no se reconociesen oficialmente, muy rápidamente  se convirtieron en la «fuente oficial» de los opositores para estimar el número de víctimas del estalinismo.  No en vano los años treinta habían sido los de las grandes purgas y las hambrunas, y ahora había la ocasión de calcularlas «científicamente» comparando las previsiones con los datos de 1937.

Y aquí empieza otro relato de manipulación histórica masiva: la versión oficial soviética atribuyó la enorme mortandad por hambre  a las propias víctimas, especialmente los pequeños propietarios rurales y a su egoísta resistencia a la colectivización agraria. La versión anticomunista, lanzada por el régimen nazi y la prensa sensacionalista occidental (Randolph Hearst, magnate estadounidense filonazi tuvo en ello un protagonismo principal), acusó a Stalin del genocidio planificado de millones de campesinos (incluido el llamado Holodomor, el Genocidio Ucraniano).

En realidad la muerte por hambre de millones de personas en la URSS durante los años treinta pronto resultó innegable, incluso desde el propio Estado soviético, y es hoy un hecho reconocido internacionalmente. Es la magnitud del desastre y, sobre todo, son los juicios de intenciones, los que siguen todavía dirimiéndose, y jugaron un papel importante en la desarticulación final de la URSS o en la construcción simbólica de las identidades nacionales resultantes, especialmente en Ucrania.

Una reflexión final desde el campo de las políticas demográficas y las ideologías que las sustentan: el marxismo ortodoxo, siguiendo al propio Marx, negaba la existencia de un problema poblacional y, por lo tanto, la necesidad de políticas de población. Con motivo del fallecimiento de Malthus, y contradiciendo las teorías de éste, Marx había escrito que no era la población sino la injusta distribución de la riqueza la que podía producir crisis de mortandad.

Y el comunismo se tomó esto literalmente en sus inicios, rechazando el nacionalismo burgués o el natalismo generalizado en Europa, afirmando la igualdad entre hombres y mujeres o rechazando las barreras a la disolución de los matrimonios. La respuesta de la URSS al Censo de 1937 revela que todo eso había sido un espejismo. En la época de Stalin ya se había renunciado al internacionalismo real, se habían recuperado las banderas y los himnos patrióticos, se habían instituido la medalla a la madre heróica y los premios a las familias numerosas, igual que hicieran Franco o Mussolini. Respecto a las tradicionales ideologías demográficas-nacionales, el comunismo soviético no aportó una alternativa real; no hizo más que repetir los mismos errores, amplificados por un Estado todavía más autoritario, controlador y fiscalizador de lo cotidiano, y represor del diferente, sólo superado en ello por el fascismo alemán.

 

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Algunas referencias para profundizar:

  • Besemeres, J.F. (1980), Socialist Population Politics. New York: M.E. Sharpe.
  • Brackett, J.W. (1968), «The evolution of marxist theories of population: marxism recognizes the population problem». Demography  5 (1): 158-173.
  • Di Maio, A.J. (1980), «The Soviet Union and Population». Comparative Political Studies  13 (1): 97-136.
  • Heer, D.M. (1965), «Abortion, Contraception, and Population Policy in the Soviet Union». Demography  (2): 531-539.
  • Petersen, W. (1988), «Marxism and the Population Question: Theory and Practice». Population and Development Review  Supplement to vol. 14: pp. 77-101.
  • Ryabushkin (1978), «Social Policy and Demography in the Soviet Union». Population and Development Review  4 (4): 715-720.
  • Weber, C.; Goodman, A. (1981), «The demographic Policy Debate in the U.S.S.R.». Population and Development Review  7 (2): 279-295.

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4 comentarios en “El censo soviético de 1937”

  1. Flojo. Omite llamadas y referencias. Si alguien desea comprobar la justeza del contenido no tiene más remedio que navegar por la bibliografía hasta, con mucha suerte y perseverancia, encontrar la cita adecuada. En muchos casos, la fuente bibliográfica señalada es inalcanzable para el lector corriente interesado. Carece de falsación.

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  2. Quien habría pensado que trabajar en un Censo podía ser un trabajo de tanto riesgo político, e incluso de vida! Muy interesante la historia.

    Lo que no me queda claro es el ultimo párrafo: señala una presunta contraposición a la visión de Malthus por parte del comunismo, que luego se habria revertido, Pero no veo cómo el fervor natalista y la buena prensa del crecimiento demográfico pueden ser consistentes con los temores malthusianos al «exceso de población».

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    1. Tienes razón, claro, esto requiere alguna aclaración. Lo que comparten natalistas y neomaltusianos es la convicción de que la población es el problema, y las políticas demográficas la solución. Es en eso en lo que unos y otros se alejan del marxismo ortodoxo, para el que el problema no es el tamaño de las poblaciones, sino el reparto de la riqueza. Esto es lo que no se tomaron en serio ni siquiera los comunistas en la URSS o en China. Un abrazo porteña!

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