El natalismo soviético y la Madre Heroína


Medallas para las madres con más de diez hijos

Marx criticó reiteradamente a Malthus por la manera de tratar la variable demográfica en el famoso Ensayo sobre la Población; la pobreza y el hambre no podían explicarse por la «presión» demográfica; su auténtica causa, pensaba Marx, era la desigual distribución de la riqueza. El comunismo, igualitario, podría alimentar cualquier tamaño poblacional. Por otra parte, tampoco el natalismo, la posición opuesta, podía ser asumido por el marxismo, un movimiento de clase e internacionalista, sin motivos teóricos para favorecer la mayor natalidad de un país frente a la de otros. Pero ésta es sólo la teoría.

De hecho, poco después de la revolución soviética el aborto libre empezó a ser asociado con la URSS, porque fue probablemente el primer país en legalizarlo (1920). Las ideas igualitarias en materia de género, además, se tradujeron en políticas como la promoción del trabajo extradoméstico femenino o la legalización y extraordinaria agilización de los divorcios. Todo ello puede sonar a maltusianismo, pero lo cierto es que se hacía al margen del efecto que pudiese tener en la natalidad o en el crecimiento poblacional, y que se justificaba por la búsqueda de la igualdad (recuérdese que en países como Francia, Italia, Suíza o Bulgaria las mujeres no tuvieron derecho a votar hasta después de la segunda guerra mundial) .

Pero la segunda guerra mundial produjo en la URSS el mayor número de bajas de los experimentados por cualquier país participante (hay quien las evalua en 25 millones, entre soldados y civiles), y el régimen soviético no tuvo reparos en desmarcarse del marxismo ortodoxo, reacio a las políticas demográficas, y fomentar la natalidad. Se puso fin a las anteriores facilidades para el divorcio, el aborto, la igualdad laboral de las mujeres o el conocimiento, producción y uso de anticonceptivos, y se emprendieron medidas de fomento de la natalidad, prácticamente calcadas a las del resto de natalismos europeos. La justificación fue la misma: el patriotismo y las necesidades militares. Una de tales medidas fue la implantación de una condecoración a las madres especialmente prolíficas.

En 1944 el régimen de Stalin creó el título de Madre Heroína y la Orden de la Gloria Maternal. Esta última tenía tres clases, según se hubiesen tenido 7, 8 o 9 hijos. Pero la mayor gloria la otorgaba la Orden de Madre Heroína, destinada a todas las madres con 10 o más hijos (naturales o adoptados). Se concedió a casi medio millón de mujeres, y se otorgaba y simbolizaba mediante una medalla específica (ver foto).

Medalla de la Madre Heroína

Este honor suponían algunos privilegios, como en la pensión de retiro o en ciertos servicios públicos y comidas, pero su carácter era, sobre todo, propagandístico, sin que se pueda afirmar que su concesión, que sólo ocurría tras cumplir un año de vida el décimo de los hijos, hubiese influido realmente en los comportamientos reproductivos de las mujeres soviéticas.

Tras la caída de la URSS el premio se suprimió en casi todas las repúblicas. Rusia lo hizo en 1991, pero últimamente la retórica presidencial vuelve a incorporar el tema, vinculándolo al descenso en el número de habitantes del país. De momento, claro está, lo hace sólo en sus discursos patrióticos y electorales, pero no me extrañaría que cualquier día volviésemos a tener madres heroínas rusas.

Por cierto, el baby boom de los 50 y 60 hizo olvidar de nuevo el natalismo en muchos países de la órbita soviética, y muchos de ellos volvieron a la ortodoxia en aras a la igualdad entre hombres y mujeres. Pero la reanudación posterior del descenso de la fecundidad en los años setenta y ochenta (el «baby bust»), prácticamente generalizado en toda Europa, volvió a implantar natalismos bastante arcaico en muchos países comunistas. El caso más extremo fue el del natalismo en Rumanía durante los últimos años del régimen de Ceaucescu.

Ver Madre Heroína, y Order of Maternal Glory en Wikipedia

No se crea que la medalla a la madre heroica es un invento comunista; fue una práctica muy extendida, que incluye también a los fascismos (véase Cross of Honor of the German Mother en Wikipedia)

  • Petersen, W. (1988), «Marxism and the Population Question: Theory and Practice» Population and Development Review Supplement to vol. 14: pp. 77-101.
  • Weber, C., Goodman, A. (1981), «The demographic Policy Debate in the U.S.S.R.» Population and Development Review 7 (2): 279-295.

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