El análisis demográfico se desarrolló originalmente con gran proximidad a la biología y la antropometría. Eran los finales del siglo XIX, y creían los protodemógrafos que su campo de investigación era una ciencia natural más. En realidad se dedicaban muy frecuentemente a naturalizar las diferencias sociales y a justificar políticas e ideologías sumamente clasistas. Luego, tras la II guerra mundial, la demografía se hizo más social, asumiendo consciencia de su función política, y muchos temas clásicos perdieron importancia. Uno de ellos, el de las estadísticas antropométricas, renace en la investigación actual, aunque ahora por su capacidad para hablarnos de las condiciones de vida en el pasado. Hoy presento aquí un gráfico que resultó de una investigación con mis compañeros Jeroen Spijker y Antonio David Cámara. Tratamos la estatura media de las generaciones españolas casi casualmente, como una variable de control sobre la calidad de nuestros datos para otras variables, pero estábamos haciendo un hallazgo relevante:
Estatura media en España, según sexo y generación (1910-1980)
Fuente: Spijker, J., Pérez Díaz, J., Cámara Hueso, A.D. (2008), Cambios generacionales de la estatura en la España del siglo XX a partir de la Encuesta Nacional de Salud Revista Estadística Española 50 (169): 571-604.
Lo habitual en la investigación histórica sobre este tema es explotar los registros del reclutamiento militar, sólo masculino. Pero nuestra investigación ponía en nuestras manos una larga serie de datos comparativos sobre ambos sexos, una novedad. Corroborábamos así que la talla había aumentado muy sustancialmente, alrededor de diez centímetros nada menos. Pero también podíamos observar los «ritmos» del cambio, y ahí es donde la comparación entre sexos proporcionaba el hallazgo: los ritmos son diferentes. Tras un proceso titubeante y lento de mejoras desde las generaciones nacidas a partir de 1910 y las nacidas a mediados de los años 30, el ritmo se ve acelerado en el caso de los hombres mientras que, en las mujeres, el aumento de la estatura se estanca hasta prácticamente las nacidas en los años sesenta, y sólo en éstas empieza a crecer la estatura a un ritmo similar al de los hombres. Quiere ello decir que el dimorfismo entre sexos es hoy (entre las generaciones adultas con menos de 50 años) mayor de lo que fue nunca en el pasado. En las generaciones anteriores no había tanta diferencia de estatura entre hombres y mujeres.
Hasta ahí el hallazgo. Pero, como tantas otras veces en investigación, lo único que hace es abrir un sinfín de interrogantes adicionales. La cuestión más inmediata, claro está, es la causa de esta distinta evolución. Es tentador pensar en factores socioeconómicos ligados a la posguerra civil y el franquismo. Desde los estudios de género parecería lógico ligar esta evolución al distinto trato otorgado a la mujer en la infancia y en la vida adulta en el modelo político familista del fascismo español. Pero con nuestros datos no llegan a tanto y, en investigación empírica, hay que guardarse muy mucho de afirmar sin datos. También hay que leer todo lo escrito previamente por otros especialistas antes de aventurar hipótesis como esas. Resulta que hay ya constatación de una evolución similar en alguna otra población, como la de EEUU, en condiciones socioeconómicas y políticas muy diferentes. Y resulta también que hay otras hipótesis menos políticas para explicarlo.
Una, biológica, resulta también de gran interés. Sabemos hoy que los genes, a diferencia de lo que se creyó durante mucho tiempo, no se expresan de forma invariante en el desarrollo de los individuos, al margen de las condiciones que les rodeen. Parecen ser mucho más elásticos que eso, capaces de generar adultos muy distintos según sean esas condiciones en la fase de crecimiento. Por ejemplo, la escasez alimentaria y gran carga física en la infancia activarían una expresión de nuestros genes que se traduce en individuos de mucha menor talla (y menores requerimientos energéticos). No sería sólo una cuestión de subalimentación, como hemos pensado hasta ahora, sino también de optimización respecto a las condiciones del entorno en la futura vida adulta. La hipótesis genética-evolucionista para explicar los distintos ritmos en el aumento de la talla en cada sexo es que en los hombres, cuando las condiciones infantiles mejoran, se producen individuos de mayor envergadura, pero en las mujeres, con funciones reproductivas mucho más complejas, habría un paso previo: lo que nuestros genes tendrían programado, en caso de recibir señales de mejores condiciones ambientales, es el adelanto de la edad a la que se empieza a ser fértil. En efecto, la mayor precocidad de la primera menstruación en las niñas mejor alimentadas es un hecho constatado. Con ello se adelanta también el final de desarrollo físico, de modo que el aumento de la talla promedio se vería postergado respecto al que experimentan los varones de la misma generación.
Nuestro hallazgo, por tanto, abre nuevas líneas de investigación en campos muy diversos que ojalá otros especialistas encuentren de utilidad.
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No está de más recordar aquí que el cambio de estatura es un tema muy cultivado por la demografía histórica actual, pero que en el siglo XIX tuvo una relevancia considerable en el desarrollo de la estadística aplicada a las ciencias humanas. Eran conscientes en esa época de que la estatura aumentaba (antes de medidos del siglo la talla media de los reclutas en Europa probablemente no superaba 1,65 m), y lo vinculaban a la industrialización pero, sobre todo, a las migraciones. Se entendía que la clave era la eterogamia, la «mezcla» genética elevaba la estatura. En ese campo de estudio se inventó nada menos que el coeficiente de correlación (Karl Pearson -1920-, Notes on the History of Correlation. Biometrika, vol 13, nº 1, 28-45)
Por nuestra parte todo empezó con la idea de que una fuente más o menos continuada como es la Encuesta Nacional de Salud (ENS), por tener un cuestionario relativamente estable y unas cuantas ediciones, podía permitirnos decir algo sobre cambios en la salud de las generaciones. Soy un convencido de que la óptica generacional es la auténtica esencia de la demografía, mucho más explicativa que el análisis de los datos de edad correspondientes a periodos. Ya apliqué en mi tesis doctoral esta infrecuente perspectiva (Transformaciones sociodemográficas en los recorridos hacia la madurez. Las generaciones españolas 1906-1945). También llevo muchos años dedicado a temas relacionados con el envejecimiento y, de nuevo, este es un ámbito que se entiende mucho mejor si se aborda en perspectiva generacional. Pero escasean las fuentes adecuadas, y de ahí la idea de sondear las posibilidades de un tratamiento conjunto de todas las ediciones de la ENS para observar posibles cambios generacionales a través de ellas.
Esta idea se convirtió en un proyecto de investigación financiado por el IMSERSO (Cambios Generacionales de la Salud en España (texto del informe final del proyecto, 2006, en el que trabajé con Jeroen Spijker, Ana Turu y Pere Forte), y posteriormente cobró fuerza tratar específicamente los resultados sobre estatura por la colaboración con Antonio David Cámara, verdadero experto en el tema, sobre el que trata su tesis doctoral.
En 2008 publicamos los resultados en la Estadística Española (num. 169), y mis compañeros vinieron al CSIC a presentarlos en seminario de nuestro postgrado en Población y Salud (al final de la página puedes ver el ppoint que emplearon en esa presentación). En 2009 volvimos a hacerlo en el XXVI Congreso Internacional de Población en Marraquech.
Es una pena que el estudio que hizo el Ministerio de Consumo no se publicara. De hecho en su presentacion, eso si a bombo y platillo, se ve en la ultima diapositiva que se comprometen a hacer un CD con todos los datos recogidos. Al cabo de tres años todavia no han tenido tiempo de hacerlo, es realmente vergonzoso, que un estudio asi no vea la luz. Los ultimos datos que existen de manera oficial son los que en el año 1967 publico AIEC (Asociacion de Investigacion de eEmpresas Confeccionistas) perteneciente al Gremio de la Confeccion de Cataluña.
Es un tema que interesa mucho, sobretodo al sector de Confeccion de prendas de vestir. ¿alguien podria hacer algo para que se publicase el estudio o nos facilitaran el contenido?
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En el estudio antropometrico de las mujeres http://www.consumo-inc.es/Novedades/docs/tallasPresentacion.pdf hay multitud de datos que se pueden estudiar. Aunque creo que no se ha publicado, también se encuentra que las mujeres de clase alta son más altas que las de clase baja
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