O los tests de inteligencia en las políticas de población
Muchos de quienes lean esto habrán pasado alguna vez, incluso sin ser conscientes, un test psicológico del tipo que desarrollaron Binet, Goddard, Yerkes o Terman. De hecho, todavía se estudia a estos autores como santos padres de la psicología. Pocos saben que el interés y notoriedad que alcanzaron estos tests (llamados de IQ, Coeficiente de Inteligencia) se debía a su utilidad como herramienta en ciertas políticas de población. El objetivo era mejorar la “calidad” poblacional, discriminando a las personas y clasificándolas en función de su mayor o menor conveniencia social y racial. De hecho fueron una de las principales herramientas del eugenismo en Estados Unidos para presionar a favor de leyes antiinmigratorias con la “ciencia” como respaldo. Y siguen de moda en la elite intelectual anglosajona.